domingo, 28 de marzo de 2010

Tristana. Benito Pérez Galdós

Parto de la admiración sin fin que despierta en mí Galdós.

Si en España hubiera un sentir patriótico Trafalgar y El 2 de mayo serían los monumentos épicos nacionales. Mucho más que El Cid. Pero no lo hay, es evidente. Incluso así, el sentimiento épico puede ser comprendido. A punto estuve de levantarme de mi asiento en el cine gritando “¡Vive la France!” tras la escena final del Napoleón de Abel Gance. Y tras el discurso de Kenneth Brannagh en Enrique V –bueno, de Shakespeare- también quería gritar “God save the King” -o the queen or whatever. Sé apreciar una buena narración épica. Tras la lectura de Trafalgar y de El 2 de mayo bien podría haber gritado “¡Viva España!”. Porque la épica es lo que tiene. Aunque también es el género más susceptible de hacerme enrojecer de vergüenza cuando no alcanza la grandeza necesaria, es decir, el 99,99 % de las veces. Es lo que tiene el patriotismo. Sólo hay que ver cualquier película norteamericana.



Tristana. Sorpresa siempre renovada ante la riqueza de Galdós. Parto de un desagrado enorme por el desparpajo y la gracia populares, más los del pueblo de Madrí. También resaca de eso, supongo. Me recuerda la sobreactuación y falsedad de muchas películas en blanco y negro, esas chicas de ojos encandiladores y una gracia extrema, con ricito en el pómulo. Sin embargo, Tistana, ah, Tristana. Galdós. Ésta ha de ser una de las reseñas más absurdas que he escrito nunca. Pero he decidido subir todos los comentarios de libros que tengo hechos .o comenzados, como éste-, aunque me parezcan ridículos.

Tristana es tremenda. Tremenda novela. Da ganas de llorar. ¡Tristana! Grandísima mujer, fuerte, inteligente, valiente, llena de alegría. ¿Qué ha pasado? Tristana es un personaje trágico, porque el destino la persigue hasta que la obliga a aceptarlo. ¿Es eso?

Intentaré decir algo con sentido: Tristana es acogida por su tío. No es Catherine Deneuve, de ninguna manera. Aunque acepto a Fernando Rey como a su tío. Tristana es desgraciada por su tío, como se decía antes. Es decir, ya no es una mujer íntegra, ya no es apta para el matrimonio con un hombre decente. Pero a Tristana eso le da lo mismo. A Tristana el qué dirán le resbala. Es valiente y joven, y se enamora. Todo es como un viento de verano, ella puede devorar la vida con su pasión, su inteligencia, su alegría. Es correspondida. No hay moralismo ñoño en esta novela. Tristana sigue viviendo con su tío, personaje encantador, un don Juan decadente, un hombre recto, a su manera. Tristana tiene muchas lecturas; hay que tener en cuenta la parodia, también. Algo ocurre. En la portada de Alianza Editorial hay una pierna ortopédica. Tristana pinta, aprende piano, se extasía, se levanta… ¿Qué ocurre? No… no puedo decir más. El problema del no spoilers… Se me ocurre que podríamos utilizar el “leer más” con aviso de “no leer más” para poder hablar del sentido global de una novela sin temor a estropear su lectura por adelantar demasiada información a aquellos que no la han leído.

Galdós escribe como Dios. Fortunata, Jacinta… Qué mujeres. Qué personajes tan contundentes todos los suyos, qué alejado de lugares comunes, qué vida se siente latir en sus libros. Vaya comentario. En fin, si el entusiasmo sirve de algo, aquí está. Aunque es vergonzoso ponerse a dar palmadas ante Galdós. Como si me pusiera a comentar La Regenta como una novedad. Los maestros lo son por algo. Pero siento como si Galdós no fuera considerado como se debe. A veces no está mal no dar por sentadas las cosas.

Qué comentario. Pero lo dejo. La autocrítica me está anulando últimamente.

5 comentarios:

  1. Quién lee a Galdós?
    Casi nadie.
    Y cómo es posible?
    Pues no lo sé.
    Un escritor extraordinario.
    Una maravilla.

    Besos.

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  2. Yo con Galdós tengo mi aquél, a veces sí y otras... ufff, otras no. Tristana si me gustó, tanto como Fortunata pero por ejemplo paso salerosamente de los Episodios nacionales, insufribles para mí. Hay algo excesivamente tradicional en Galdós que me rechina en ocasiones...

    Pero sé reconocer el entusiasmo cuando releo una reseña, eso sí, jajaja

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  3. autocrítica dañina, no por favor...
    de qué sirve?
    vi la película del también magnífico Buñuel
    la recomiendo tanto como tú el libro

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  5. Ostras! Tengo q volver a leerlo!!!

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