domingo, 28 de marzo de 2010

Humillados y ofendidos. Fedor Dostoyevski

Editorial Juventud

Se da nota a pie de página, al final, de la recepción de esta novela: un gran éxito popular. Apareció en la revista del hermano de Fedor Dostoiewski, Miguel, y supuso el despegue definitivo de la misma. La crítica se mostró dividida. Algunos la elogiaron sin reparo, pero otros la consideraron demasiado folletinesca y también observaron inconsistencia en algunos caracteres.

Y sí, estoy con ellos. Es un tanto folletinesca: muchas coincidencias inverosímiles en un contexto realista, muchas anagnórisis emocionantes. No es una de las mejores novelas de Dostoiewski, desde luego. Es perceptible su carácter de novela por entregas. Recuerda a las novelas por entregas de Dickens. Pero qué más da. Es un placer volver a leer a Dostoiewski, ahora y siempre.

La aparente simplicidad de una división del mundo en bondad-maldad queda desmentida por la complejidad psicológica de algunos personajes, y por ciertas flechas lanzadas a la oscuridad del alma humana. Unos pocos santos se desenvuelven en un mundo lleno de maldad y locura en que se compran niñas, se disimulan noches de desenfreno y disolución, e incluso algunos de los héroes íntegros y bondadosos sienten esa atracción de lo oscuro. ¿Cómo comprender un amor como el de Natacha, tan excesivo y destructivo para ella? La relación del protagonista narrador, Vania, con la niña, Nelly, es un punto muy oscuro en esta novela. Tiene trece años y está enamorada de él, y él siente por ella un enorme cariño, pero la cuestión es si llega a haber entre ellos algo más que cariño fraternal. Un par de frases en el libro sugieren que así es, un par de silencios llenos de significado. ¿Qué final de capítulo cuenta un regreso a casa?
“Volví a casa. Nelly me recibió con su diáfana carita.”


Parece evidente que Dostoiewski deja abierto el tema de Nelly, sugerido, apuntado como un desarrollo posible y tremendo de la novela.

El personaje del malvado príncipe Valkovski es no poco fascinante, y tenemos la oportunidad de observar sus artimañas en varias ocasiones y de leer dos largos discursos suyos en modo alguno maniqueos o infantiles. Pero la entereza moral de Vania es a prueba de tentaciones. Excepto, sospechamos, por Nelly que no es, de todos modos, para él problema alguno a lo largo de la novela. Nelly es una niña mujer, es un personaje fuera del orden natural de las cosas, un ser especial, un hada, un demonio. Vania ama a Natacha, que ama a Aliocha. Vania permanece a su lado en todo momento, la ayuda en todo, incluso cuando cree que Aliocha la hará desgraciada. Y no lo hace porque espere su oportunidad, sino por un imperativo moral, el del amor incondicional y el respeto a la libertad de los demás para ser desgraciados.

No cuento más. Ya he adelantado suficiente. La novela tiene un ritmo trepidante, mantiene la intriga. Petersburgo es nocturna, fría y llena de nieblas. No hay lugar, en la ciudad, para la pureza.

1 comentario:

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