tag:blogger.com,1999:blog-75845589442753472872024-03-19T04:02:01.031+01:00tienda de voces: la librería de bolsilloVivir en libros, vivir en aire.
Catálogo y cesta de la compra, a la izquierda. Envíos gratis en España.
Estefanía Gonzálezhttp://www.blogger.com/profile/03486954335534337479noreply@blogger.comBlogger98125tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-55560794961154272372014-01-03T13:23:00.001+01:002014-01-03T13:23:58.803+01:00Muerte en Persia, Annemarie Schwartenbach<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdqjaQBBuakrZnI5S5AmIbFgWQ8CLsce37w7_Rpp4xI685k1iJhW_QrMu0wogXn9xkzRfOGTV9Vm3sao69W7P3RreAcx4aZ43HWCVirTf9ke8DvMbPHCXs4fG77V3hOq2XbGL07okNLzRZ/s1600/13.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdqjaQBBuakrZnI5S5AmIbFgWQ8CLsce37w7_Rpp4xI685k1iJhW_QrMu0wogXn9xkzRfOGTV9Vm3sao69W7P3RreAcx4aZ43HWCVirTf9ke8DvMbPHCXs4fG77V3hOq2XbGL07okNLzRZ/s1600/13.jpg" /></a></div>
Muerte en Persia fermenta en el recuerdo, una vez posamos el libro. Mientras que su lectura no es agradable como pueda serlo una obra en que cierta expectativa o un hilo argumental nos incitan a seguir o en que la identificación con algún personaje nos involucra, tiene, sin embargo, imágenes poderosísimas que van asentándose en la psique del lector lentamente. Es una obra poética en el sentido de que apunta a lo más hondo y oscuro, a lo innominado, a lo inalcanzable, y no de una forma racional o discursiva, sino de una forma esencialmente poética.<br />
Aunque el epílogo es muy útil para interpretar desde cierto punto de vista lo que Annemarie nos está contando y nos da claves de su propia vida que son interesantes en este “diario impersonal” que tan personal es, en realidad, el interés de la obra es otro.<br />
Para esta lectora lo más interesante es su idea del viaje como vértigo: droga; huída. El Happy Valley (que no hemos encontrado en internet) al que se retira, al que huye Annemarie, será para siempre uno de esos paisajes simbólicos e íntimos a los que volver. Cuando quizá olvide Muerte en Persia, recordaré ese lugar: me daré cuenta de pronto de que no he estado en él, y entonces pensaré que lo he visitado en un sueño; me daré cuenta al poco, quizá, de que tampoco fue un sueño, sino una lectura, de que el vale era suyo, de Annemarie. El alma, en el alto valle, descansa y se enfrenta a sí misma. El desierto, el lugar al que se retira Jesucristo para enfrentarse al Demonio, el lugar en que los hombres se enfrentan a sus miedos, es un locus literario siempre nuevo. ¿Literario? No, no sólo es un tópico.<br />
La atracción por el vacío que se teme, la nada absoluta-no-la-nada de plenitud del budismo, sino esa nada inconcebible de la muerte, el horror, la falta de sentido, de esperanza. El horror. Ahí se dirige Annemarie como una yonqui (que es), aterrorizada y sin poder evitar su atracción. Atracción por la muerte. Terror.<br />
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Estefanía Gonzálezhttp://www.blogger.com/profile/03486954335534337479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-37032933673427336532013-12-05T13:46:00.002+01:002013-12-05T14:01:12.483+01:00Agua dura, Sergi Bellver<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7JDfHE58mIsT8lORzbnecOMk0LJigC8tDHgVJ8KyI5ijjMHExw1J2cAMA2aUVfPZNevjjb2LfcIZwB8oxFvUlu1mlaMKP7LCZErJWgD_qsxHpMh6yKcWxbkjO_CMIUlOL8d38t6jIX600/s1600/Agua_dura_Sergi_Bellver.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi7JDfHE58mIsT8lORzbnecOMk0LJigC8tDHgVJ8KyI5ijjMHExw1J2cAMA2aUVfPZNevjjb2LfcIZwB8oxFvUlu1mlaMKP7LCZErJWgD_qsxHpMh6yKcWxbkjO_CMIUlOL8d38t6jIX600/s320/Agua_dura_Sergi_Bellver.jpg" width="240" /></a></div>
Ediciones del viento, 2013<br />
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Se compone <i>Agua dura</i> de diez cuentos de diferente longitud cuyo motivo común es o resulta ser el agua (mar, pozos, lluvia), pero a los que une mucho más una sensibilidad para el misterio, para detectar fisuras en la realidad como fisuras en un embalse por las que amenaza irrumpir lo inabarcable e incomprensible de la existencia. Vivimos en general evitando esa mirada terrible, pero sabemos que lo desconocido está ahí, al otro lado, aunque silbemos para intentar espantar el miedo. Sergi Bellver tiene esa mirada.<br />
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En un relato como el primero, el deslizamiento hacia lo más temible (¿qué es lo más temible? Quizá la incomprensión absoluta, la disgregación de la conciencia que mantiene la realidad unida) es escalonado como en una pesadilla. Querría saber si todo lector siente que ha vivido esa historia, cómo se amontona el miedo poco a poco, cómo intentamos actuar con normalidad y no ver lo misterioso hasta que no podemos evitar reconocer que algo no funciona y el movimiento se hace más frenético y lo misterioso terrible ha entrado ya en el mundo y no podemos más que correr. Pánico.<br />
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Otros no son tan pesadillescos, pero todos son bellos, con imágenes potentes, fogonazos que permanecerán en la memoria. Hay un cuento en que un hombre se descubre y acepta y los demás lo descubren y aceptan bestia salvaje, pero ¿no son todos, finalmente, bestias? Terrible, terrible cuento.<br />
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Seguiremos oyendo hablar y leyendo a Sergi Bellver y apreciando su finura para la luz. Como la luz mate y gris del relato que cierra el volumen: un hombre adaptado, mediocre, aburrido, ve en los paisajes lunares de Islandia una entrada a otro mundo que a él lo llena de temor, pero que el lector intuye más pleno y poético. Si a nosotros nos leyera un lector sin miedo, ¿no vería lo mismo, ese miedo que nos domina y nos mantiene rígidos y cerrados a lo desconocido?Estefanía Gonzálezhttp://www.blogger.com/profile/03486954335534337479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-50478690438979667772013-11-19T14:17:00.003+01:002013-11-19T14:21:39.951+01:00El último encuentro, Sandor Marai<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbl3gC4qbfri0vG6-iMTztgofoc_RqM6cwUzM9nNEdkh94GiMvLGfFBY8kn7fO4MoOEkZ7BWY81zLKtevtUHAfUfGRYsrBErQr8qBE9m_56M6oLvNs5_dTu4NHVPogXefV7Z_NsICG_umu/s1600/download.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbl3gC4qbfri0vG6-iMTztgofoc_RqM6cwUzM9nNEdkh94GiMvLGfFBY8kn7fO4MoOEkZ7BWY81zLKtevtUHAfUfGRYsrBErQr8qBE9m_56M6oLvNs5_dTu4NHVPogXefV7Z_NsICG_umu/s1600/download.jpg" /></a></div>
<div class="MsoPlainText" style="background-color: white; font-family: Verdana, Geneva, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px;">
<i>El último encuentro</i> es una novela sobre la pasión escrita por Sandor Marai, el gran autor húngaro autor de obras como <i>La mujer justa</i>, <i>La herencia de Esther</i> o <i>La amante de Bolzano</i> que ha sido publicado con acierto y frecuencia en España durante los últimos años. Nacido en 1900, vivió el siglo XX como una crisis constante hasta su suicidio en San Diego a los 89 años de edad.<br />
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<div class="MsoPlainText" style="background-color: white; font-family: Verdana, Geneva, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px;">
Ésta, que hemos descrito como "una novela sobre la pasión", tiene algunos de los rasgos más típicos de la obra de Marai: cierta teatralidad debida a esos nudos de relaciones que se han gestado durante largo tiempo y a cuya dramática resolución asistimos en un espacio que no varía, en un tiempo breve; personages fuertes (cómo no mencionar sus extraordinarios personajes femeninos); monólogos espeluznantes de poco realistas, de potentes, de profundos. Es un autor de ideas, de esos que son fuente de citas para los que gustan de subrayar, y un autor de pasiones. Explora las relaciones humanas, los deseos y temores, sus recovecos y extensiones.<br />
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<div class="MsoPlainText" style="background-color: white; font-family: Verdana, Geneva, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px;">
En esta novela dos amigos íntimos (es novela también sobre la amistad) se reencuentran cuarenta años después de que uno de ellos huyera. Ambos han mantenida viva esta pasión de manera enfermiza. Es, de hecho, la pasión la que los ha mantenido vivos. En realidad sólo hay un personaje importante en la novela, el del general, que nos ofrece un monólogo de varios capítulos que avanza en oleadas y retórica arrebatadoras y se enfrenta a aquello que ha estado esperando, paladeando, a lo que se ha aferrado durante cuarenta años: este encuentro en que por fin puede hacer las preguntas que desea hacer, la pregunta, en fin, que desea hacer. Y todo el monólogo no deja de ser una disertación sobre la pasión que parece ser lo que finalmente da sentido a una vida. </div>
<div class="MsoPlainText" style="background-color: white; font-family: Verdana, Geneva, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 18px;">
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"Porque a lo mejor el momento de levantar el arma para matar a alguien no es el momento de la máxima culpa. La culpa ya existe antes, la culpa reside en la intención."</div>
Estefanía Gonzálezhttp://www.blogger.com/profile/03486954335534337479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-90753047794213903872013-11-10T18:29:00.000+01:002013-11-10T18:35:24.072+01:00Medallones, Zofia Nalkowska<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiu7K8gMcwjRiOkZjLYDkCiQOSKQOmeDQnjGNXRBNIsCHFdwDftn4en94F_Dr-jI4WWwgcbV-2VqKl8jJNNCfJV2qfwufSjx-DkBuNi1oTO60OtRPSqA6_527YTiOcYRbVhFsPzyhnd4sUM/s1600/1441390_634569119927134_1119155854_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiu7K8gMcwjRiOkZjLYDkCiQOSKQOmeDQnjGNXRBNIsCHFdwDftn4en94F_Dr-jI4WWwgcbV-2VqKl8jJNNCfJV2qfwufSjx-DkBuNi1oTO60OtRPSqA6_527YTiOcYRbVhFsPzyhnd4sUM/s320/1441390_634569119927134_1119155854_n.jpg" width="233" /></a></div>
Minuscula, 2009<br />
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¿Cómo se puede contar el horror? El autor, y quien dice el autor dice el lector, intenta entender, penetrar en el alma de aquellos que cometen lo que nosotros llamamos <i>atrocidades</i> con la vulgaridad de sentimiento de quien cumple una tarea aburrida. ¿Hay horror? En <a href="http://www.lalibreriadebolsillo.es/2011/02/sin-destino-imre-kertesz.html#more" target="_blank"><i>Sin destino</i></a>, la gran novela de Imre Kertész, se discuten las palabras: infierno, horror. ¿Cómo que <i>infierno</i>? No: un campo de concentración no es el infierno; es un campo de concentración.<br />
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Da la impresión de que tras un intento agotador por entrar en el horror, como si fuera un espacio temible al que ha de entrar con ojos despavoridos para poder volver a contárnoslo, el autor descubriera que en su mano no está más que la posibilidad de dar testimonio de unos hechos que no puede comprender. «Esto es lo que ha ocurrido», parece decir. «Extraigan sus conclusiones, si es que llegan a alguna». O quizá sea que no hay nada que comprender. He visto estos días (que no la he leído, que no) la película <i>Hannah Arendt</i> , donde encuentro otra vez el tema de la <i>banalidad del mal</i>. El ejecutor es un administrativo aburrido y sin imaginación. No hay crueldad. <br />
<br />
Lo que hace posibles estos hechos espeluznantes es la deshumanización a la que se somete a las víctimas, que dejan de ser siquiera víctimas, y requiere un lenguaje que mantenga lo más humano a raya. Un estilo sin humedad, desprovisto de connotación, con un narrador cuya voz ha desaparecido como ensordecida, absorbida por lo mate; así cuenta en estos relatos los hechos que conoce cuando forma parte de la comisión investigadora de crímenes nazis en Polonia Sofía Nalkowska.<br />
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Difícil leer este libro único y tan <i>real</i> sin que algunas imágenes perduren en nuestra memoria. Imágenes de lo que nosotros sí llamamos <i>horror</i>.<br />
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A continuación, más informativa, reseña de la editorial, hoy, en facebook: <br />
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Estos días se cumplen 75 años de la Noche de los Cristales Rotos (Reichskristallnacht o Novemberpogrome), que tuvo lugar en Alemania el 9 y el 10 de noviembre de 1938. A partir de entonces y hasta el final del régimen nazi, la persecución y el asesinato de los judíos fueron sistemáticos. <br />
<a name='more'></a><br />
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Precisamente hoy, 10 de noviembre, es el aniversario del nacimiento de Zofia Nalkowska (1884-1954), novelista, ensayista y descubridora de grandes talentos como Bruno Schulz y Witold Gombrowicz, quien, tras participar en los trabajos de la comisión encargada de investigar los crímenes de nazis en Polonia, escribió MEDALLONES. <br />
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Este libro, que data de 1946, reúne ocho relatos turbadores que Zofia Nalkowska, una de las protagonistas máximas de la literatura polaca, escribió tras participar en los trabajos de la comisión encargada de investigar los crímenes nazis en Polonia. La lectura de MEDALLONES, considerado un clásico del siglo XX, con su implacable prosa, compacta y concentrada, su estilo documental y conciso, es una experiencia estremecedora. Esta obra imperecedera, que revolucionó el género del reportaje, es una de las primeras y más importantes narraciones literarias que se enfrentaron al reto de representar la maquinaria del genocidio.<br />
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Zofia Nalkowska<br />
MEDALLONES<br />
Traducción del polaco de Bozena Zaboklicka y Francesc Miravitlles<br />
Con vuelta de hoja, 7<br />
editorial minúscula<br />
ISBN: 978-84-95587-50-3<br />
Primera edición: 2009<br />
Páginas: 92Estefanía Gonzálezhttp://www.blogger.com/profile/03486954335534337479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-84673627702170826242013-10-24T13:47:00.002+02:002013-10-24T13:57:54.576+02:00En el bosque, bajo los cerezos en flor, Anko Sakaguchi<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPr7V2QAXuk72BTTPduAqaSjU95NjYBdVszHKP_WJYAfCQdpxIm7utn7VI0UW56FQwLBosLXUQZmVKjJjNp1pzdoouVmO-YsYR8xqJc7wp0bUNaT7lg4rek84a0GteRTsDiqNbY-pFe0x5/s1600/EN+EL+BOSQUE+BAJO+LOS+CEREZOS+EN+FLOR.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPr7V2QAXuk72BTTPduAqaSjU95NjYBdVszHKP_WJYAfCQdpxIm7utn7VI0UW56FQwLBosLXUQZmVKjJjNp1pzdoouVmO-YsYR8xqJc7wp0bUNaT7lg4rek84a0GteRTsDiqNbY-pFe0x5/s1600/EN+EL+BOSQUE+BAJO+LOS+CEREZOS+EN+FLOR.jpg" /></a></div>
Esta historia hiela la sangre en las venas y acelera el corazón: porque es diferente, de una belleza oscura, de una exquisita perversión. Conjunción de opuestos, sí, en un cuento de Ango Sakaguchi, a quien edita y publica por primera vez en español la editorial Satori.<br />
En este primer cuento de los tres que incluye este libro, un bandido temible atraca a un rico viajero, al que mata, y rapta a su esposa. La primera sorpresa, aunque ya la inquietud se ha sentido para entonces, llega cuando la mujer pide al ladrón que la lleve a hombros y de pronto se transforma en una hostigadora que exige insistentemente que el hombre vaya más rápido y lo insulta porque se cansa. Se transforma ante nuestros ojos. Es terrible, extrañísimo, una veta de locura en lo que parecía la realidad.<br />
Luego, cuando nada más llegar a la casa le pide que mate a las otras mujeres, él lo hace. Incluso llega a decir:<br />
«― No me importa matarla, de veras. No es ningún problema.»<br />
Es como un chiste.<br />
Esto es una muestra del fascinante estilo de Ango Sakaguchi. Hielo y fuego, delicadeza y crueldad y un cierto sentido del humor japonés grotesco que hemos conocido en el manga y anime. Poesía que hemos conocido también en el cine de Miyazaki o en los <i>Sueños </i>de Akira Kurosawa. Podríamos seguir emparejando opuestos: carnal y etéreo, humoroso y terrible. Tradicional, inmerso en su cultura, y totalmente original. Fascinante.<br />
Lo más maravilloso, sin embargo, es el bosque que da título al libro. El bosque de cerezos en flor. Un viento helado llena el espacio bajo las flores. El espacio infinito bajo las flores.<br />
En él, «Viento frío procedente de las cuatro direcciones infinitas. El vacío más absoluto.»<br />
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No quiero contarles más. Sólo les dejo una cita, porque es increíble. La mujer está jugando con cabezas. Cabezas de cadáveres. Éstas son de un consejero y una princesa:<br />
«Cada vez que las dos caras se quedaban pegadas, deshaciéndose en una masa informe, la mujer, embriagada de placer, ser reía eufórica:<br />
-¡Así, así, cómele la mejilla! ¡Oh, sí! ¡Qué bien! Ahora cómele la garganta. ¡Muérdele el ojo! ¡Sórbelo! Mmm, es tan delicioso que no puedo soportarlo. ¡Muerde con más fuerza!<br />
Y la risa de la mujer tintineaba, clara y fesca, como el sonido que produce la más fina de las porcelanas.»<br />
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El interesante epílogo de Jesús Palacios sitúa la obra en su contexto y aporta esclarecedora información sobre «(...) cierta tradición cultural japonesa que se encuentra reflejada todo a lo largo de su historia, pero que partir del periodo Edo (1603-1868) adquiere tonalidades especiales y singulares. Su gran acervo del fantástico grotesto, de historias de crímenes y fantasmas que va desde los clásicos de kabuki y el arte gráfico del ukiyo-e hasta nuestros días, con el boom en los años 90 del pasado siglo del j-horror, el nuevo cine de terror japonés, todavía en boga» y sobre la vida atormentada de Ango Sakaguchi, perteneciente a la generación de «decadentes japoneses de la posguerra». Según Jesús Palacios, y compartimos su interpretación, el tema fundamental de Sakaguchi sería «el infierno del deseo. Demonios con forma humana, animales casi, por sus pasiones desmedidas, por sus obsesiones monstruosas». Y el terror de un vacío cósmico al cual es puerta la belleza infinita de ese bosque de cerezos en flor.<br />
Nos hemos centrado en el primero de los tres cuentos por la impresión que nos ha causado, pero los otros dos, <i>La princesa Yonaga y Minio</i> y <i>El gran consejero Murasaki</i> son otras dos maravillas que no pueden dejar de leer.<br />
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Estefanía Gonzálezhttp://www.blogger.com/profile/03486954335534337479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-55136915765452119722013-10-14T13:55:00.000+02:002013-10-14T14:03:00.665+02:00Moby Dick, Herman Melville<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaNgCe8YTsONkYnOXvUJzUeKxHDsS9DBrL-LJIXpYt2xMjulD0vVmLJxJ1vMaFqLJYeWOJFfTU1lNheaTCmbVJNQBL68I3Sp7vFVfTziR0e1e4O93kwPr_GEpbiNQJPmQZYGpbp2Z796Yl/s1600/Moby+Dick.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaNgCe8YTsONkYnOXvUJzUeKxHDsS9DBrL-LJIXpYt2xMjulD0vVmLJxJ1vMaFqLJYeWOJFfTU1lNheaTCmbVJNQBL68I3Sp7vFVfTziR0e1e4O93kwPr_GEpbiNQJPmQZYGpbp2Z796Yl/s320/Moby+Dick.jpg" width="208" /></a></div>
<span id="goog_1400665657"></span><span id="goog_1400665658"></span>Una cita: Whenever I find myself growing grim about the mouth; whenever it is a damp, drizzly November in my soul; whenever I find myself involuntarily pausing before coffin warehouses, and bringing up the rear of every funeral I meet… then, I account it high time to get to sea as soon as I can.<br />
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Well, what dost thou think then of seeing the world? Do ye wish to go round Cape Horn to see any more of it, eh? Can’t ye see the world where you stand?<br />
<br />
Herman Melville lo dice de otro libro, pero bien puedo apropiarme de sus palabras para decir que Moby Dick es ese libro, tan viril de arriba abajo, de aventuras a la antigua, y tan lleno, también, de honradas maravillas. Aunque parezca increíble, nunca me lo había leído antes. Increíble porque si hay algo que me gusta son los libros marineros, increíble sobre todo porque nada más empezar a leer me enamoré un poco, y hace rato que venía pensando que no me iba a enamorar de ningún otro libro en lo que me quedara de vida, aunque luego se me pasó el amor en las disgresiones enciclopédicas de Melville, para quien una ballena era un pez de sangre caliente. El amor me iba y me venía cuando se hacían a los remos o escuchaba entre las páginas del libro el crujir de las cuadernas y me preguntaba con qué aventuras soñarán los niños modernos que no tienen posibilidad de embarcarse en barcos balleneros o en barcos de casi ninguna clase.<br />
Moby Dick no es una novela, es Herman Melville metiendo en un petate de marino un montón de cosas para el viaje y contando cosas marítimas sobre barcos balleneros y a veces sobre el Pequod bajo las órdenes de ese demente de Ahab que personifica en la ballena blanca todos los males que algunos hombres profundos sienten que les devoran en su interior. Todo lo que más enloquece y atormenta, todo lo que remueve la hez de las cosas, toda verdad que contiene malicia, todo lo que resquebraja los nervios y endurece el cerebro, todos los sutiles demonismos de vida y pensamiento. Quién no quisiera que sus angustias se encarnaran en monstruo para poder arponearlas, pero eso no pasa nunca; de todas formas, aunque no tengamos a nuestro alcance a unos armadores tan peculiares como Peleg y Bildad (otra pareja cómica de la literatura) que pongan a nuestra disposición un barco, sí que nos inventamos cachalotes con formas más de andar por casa. Pero no hagamos lo que Melville no quería que hiciéramos: Podrían desdeñar Moby Dick como una fábula monstruosa, o aún algo peor y más detestable, como una alegoría horrible e intolerable. No lo haremos, nos gusta tan cual es, al pie de la letra, con sus disgresiones enciclopédicas incluidas con prolijas descripciones sobre estachas y fisiología cetácea y aparejos marítimos; con sus romanticismos sobre los demonios interiores convertidos en animal marino mitológico y los viajes exteriores que a pesar de los peligros se sabe que nos devuelven al mismo sitio. Nos gustan las horas de vigilancia sobre la cofa de trinquete, que Ismael mire con amor a Queequeg, el buen salvaje; nos gusta ese Starbuck (también nos gusta el Starbuck de Galáctica, pero ésa es otra historia) que aborrece la búsqueda de Achab porque es recto y bondadoso y sabio a pesar de todo obedece con dulzura o más bien cobardía; nos gustan los charloteos de Stubb; y nos gusta la tripulación estrambótica, caprichosa, voluble y poco de fiar (como marinero de cualquier clase, dice Melville) y más internacional que una asamblea plenaria de la ONU.<br />
Moby Dick habla de muchas cosas que dejaron de existir: lámparas de aceite, bujías, velas de grasa de ballena, ballenas de corsés, balleneros de Nantucket que pasaban tres años circunvalando el globo, piratas malayos, viudas del mar (aunque yo hoy vi unas cuantas en la procesión del Carmen, la patrona de los marineros de mi pueblo), caníbales reconvertidos en arponeros, cocineros esclavos, poetas jóvenes que se embarcan para olvidar su melancolía. Melville seguro que era un gran contador de historias así en persona, pipa en mano, lástima que no hubiera podcasts en el siglo XIX.<br />
Podéis leer la traducción de José María Valverde con felicidad, y seguramente con lentitud: no se ganó Moby Dick en una hora. Ah, el capítulo XXIII serviría para escribir otra novela que me gustaría mucho leer.<br />
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Por fuera del libro:<br />
Melville antes que escritor fue más que marinero aventurero, no se portaba muy bien en sus barcos. Desertó de un ballenero para quedarse en las Marquesas, estuvo en la cárcel en Tahití y otras cosas así normales que nos pasan a todos en nuestra vida cotidiana. Sus novelas autobiográficas de juventud no las he leído pero lo haré.<br />
A Moby Dick no le hicieron mucho caso cuando se publicó en 1851, hasta que 70 años después se puso de moda y se publicó la tan preciosísima edición de los grabados de Rockwell.<br />
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Loulou revisitedEstefanía Gonzálezhttp://www.blogger.com/profile/03486954335534337479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-20423863503378138472013-10-02T18:09:00.002+02:002013-10-02T18:21:43.795+02:00Deja en paz al diablo, John Verdon<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDjjTxOTVsGzD54PkL8u7IRgzUsUTm4nFqOebSMotRmR2ROXhMp49aqA-hTXFLTI3cLojYq88NuyYeN-41KGYvgyFDDxxhMgRJTDwCu1B9vEvSMxU6sYJuQ6So6LDoy9zZp-KuXoxmV-pP/s1600/Deja_en_paz_al_diablo_baja.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDjjTxOTVsGzD54PkL8u7IRgzUsUTm4nFqOebSMotRmR2ROXhMp49aqA-hTXFLTI3cLojYq88NuyYeN-41KGYvgyFDDxxhMgRJTDwCu1B9vEvSMxU6sYJuQ6So6LDoy9zZp-KuXoxmV-pP/s320/Deja_en_paz_al_diablo_baja.jpg" width="204" /></a></div>
Roca, 2013<br />
<br />
El detective David Gurney resultó gravemente herido en su último caso. Tras salir del coma, se recluyó en su casa del norte del estado de Nueva York. Él y su esposa Madeleine se habían trasladado al campo huyendo del estruendo y la presión de Manhattan.<br />
<br />
A Gurney le quedaron secuelas, propias del síndrome postraumático: unos molestos acúfenos, como voces susurradas dentro de su cabeza —Let the Devil sleep—; una abulia generalizada, y la necesidad de ir constantemente armado —la Beretta 32 en la pequeña funda de su tobillo izquierdo—. Cuando trabajaba como detective del Departamento de Policía de Nueva york, aborrecía las armas y las llevaba por obligación; ahora las lleva obligado por un miedo que no parece remitir.<br />
<br />
En ese estado de indefensión David recibe la petición de ayuda de un antiguo conocido: que asesore y vigile a su hija, Kim Corazón, que prepara una serie de entrevistas a los familiares de las victimas de un asesino en serie de hacía diez años, el Buen Pastor, cuyos crímenes quedaron sin resolver. El documental se titularía <<los crimen="" del="" hu="" rfanos="">>. La idea, espectacular, parecía inocua en principio; pero algunos aspectos turbios, como la manipulación de la emisora de TV basura que acepta el proyecto, ponen a la joven periodista al borde del abismo: el primera, que tiene un exnovio acosador; el segunda y más inquietante, que El buen pastor sigue vivo, y éste constituye, como en la mayoría de las obras policiacas, el Leit motive de la trama: como dijo Nietzsche, que tenía motivos para saberlo:</los><br />
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<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
«Quien con monstruos lucha cuide de no convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti.<span style="font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 11pt; line-height: 115%;">»</span><br />
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Esta novela presenta perspectivas novedosas en el género negro. El estilo es rico y preciso. Los diálogos inteligentes y creíbles, sin caer en ese esquematismo de moda que deja atrás tantos matices. Los personajes son psicológicamente correctos, interesantes y bien dimensionados. <br />
<br />
Se trata de una buena novela que, divirtiendo, satisface ese profundo instinto que nos convierte en justicieros anónimos en la noche del tigre. Al mismo tiempo que respeta las convecciones clásicas del género —Sherlock Holmes + capitán Ahab—, nos ofrece una perspectiva crítica de las nuevas tecnologías de detección, que tanto nos asombraron cuando las empezamos a ver en esas grandes series: “El CSI”, en Las Vegas, en Florida y en Nueva York —investigación científica del escenario del crimen—, y “Mentes criminales” — el Departamento de Conducta Criminal del FBI—. Por mucho que nos han impresionado los métodos científicos y psicológicos en la investigación criminal, debemos admitir que no siempre logran sus propósitos. Tanto en la realidad de la policía, que brega día a día en esa batalla interminable, como en la ficción, el papel del humano, hombre o mujer, sigue siendo tan necesario como la existencia del héroe marginal, el detective privado.<br />
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Antón G. Areces<br />
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<br /></div>
Estefanía Gonzálezhttp://www.blogger.com/profile/03486954335534337479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-2672375324088553602013-09-16T11:53:00.002+02:002013-09-16T11:54:35.782+02:00Una letra femenina azul pálido, Franz Werfel<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwDfG8RBtE3H24l6yyEfB7HpO69jy5aDylRpQq3pcShEcz75CgD7FBwlbShIOmsqRSQ1XwXUuKjX8sEAzAgSHnB3U-1Q83AAjtDNBbu0q4HotkMCEeEiQR60sGIZtxZC4Sw3YFXFlDAgc/s1600/Una+letra+femenina.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwDfG8RBtE3H24l6yyEfB7HpO69jy5aDylRpQq3pcShEcz75CgD7FBwlbShIOmsqRSQ1XwXUuKjX8sEAzAgSHnB3U-1Q83AAjtDNBbu0q4HotkMCEeEiQR60sGIZtxZC4Sw3YFXFlDAgc/s1600/Una+letra+femenina.jpg" /></a></div>
Anagrama, 2013 (primera edición, 1994)<br />
<br />
Un hombre asciende socialmente gracias a su habilidad para el baile, su buena presencia y una enamorada de alcurnia. Él, hijo de «un pobre catedrático de instituto», llega a lo más alto del funcionariado y disfruta de una vida regalada con todos los lujos que el dinero de su esposa (¡ah, pero eso a él no le interesa!) le puede proporcionar. Sin embargo, qué vida tan extraña, que sensación de vanidad nos deja. La apariencia, el quién va a la ópera, las dietas y afeites de su bella esposa, y un frac que aparece siempre... El frac es la herencia de un estudiante «israelita» que se suicidó en la habitación de al lado en su juventud. Con ese frac asiste a su primer baile y causa sensación. ¡Un frac abre las puertas del mundo! Además, baila tan bien. Respecto al israelita, ya ven, qué falta de gusto, que tendencia al exceso tienen los de su raza. Suicidarse en la habitación de al lado.<br />
<br />
El tiempo de la historia es muy breve. Pero hay recuerdos, muchos recuerdos y evoluciones graves en el alma somera de Leónidas. La persona y los momentos en que con más intensidad vivió, vuelven de pronto. Un amor de juventud… Una israelita, hoy doctora en filosofía. ¿Qué más? Oh, ahora ella lo necesita. La israelita, la severa colegiala, era y sigue siendo un ser de pureza imposible.<br />
<br />
«¿Pureza? No había pensamiento detrás de esa frente blanca que no estuviese en consonancia con la totalidad de su ser, y uno lo sentía.»<br />
<br />
Del argumento, no digo más. Pero qué tristeza la cobardía, más aún la cobardía consciente, qué tibio y qué poco intenso ese vivir rehuyendo el riesgo y la pasión.<br />
<br />
«Yo, personalmente, por ejemplo, no debo mi meteórica carrera a ningún atributo excepcional, sino a tres talentos musicales: un oído muy fino para detectar la vanidades humanas, un gran sentido del ritmo y —éste es el más importante de los tres— una capacidad de imitación extremadamente acomodaticia que, sin duda, tiene sus raíces en la debilidad de mi carácter.»<br />
<br />
No cuento más, porque es importante en esa breve gran novela avanzar con el narrador-protagonista, descubrir más y más de él. Es una obra de amor, sí. Mucho amor, pero ¿dónde está la pureza?<br />
<br />
http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2432<br />
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Franz Werfel (Praga, 1890-EEUU, 1945) fue autor adscrito en su juventud al expresionismo, amigo de otros famosos escritores austriacos como Kafka y Max Brod, luchó en la primera guerra mundial y estuvo casado durante 16 años con Alma Mahler, con la que huyó en el 38 a Estados Unidos y con quien vivió hasta su muerte.Estefanía Gonzálezhttp://www.blogger.com/profile/03486954335534337479noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-72175998021898701942013-09-12T11:07:00.002+02:002013-09-12T11:12:11.436+02:00Solaris, Stanislaw Lem<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhl-NHVj8cOB6trIZ8DbVyeFzY3hMDUh9hPQPTMeV7fksOr6z_AxfXb0e49V81tFb6G4N5zWhzOhQZ3EXZTwsD3WuUpo_FBjfXA0hohAGBfzJ-yYyL_xQ7k6J6SMN5aAVJwnvwTeKUH_e7H/s1600/fit-230x360.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: inherit;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhl-NHVj8cOB6trIZ8DbVyeFzY3hMDUh9hPQPTMeV7fksOr6z_AxfXb0e49V81tFb6G4N5zWhzOhQZ3EXZTwsD3WuUpo_FBjfXA0hohAGBfzJ-yYyL_xQ7k6J6SMN5aAVJwnvwTeKUH_e7H/s320/fit-230x360.jpg" width="209" /></span></a></div>
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;">Impedimenta, 2011</span></span><br />
<span style="line-height: 115%;"><span style="font-family: inherit;"><br /></span></span>
<span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">«</span>¿Cómo quieren comunicarse con el océano cuando ni siquiera llegan a entenderse entre ustedes?<span style="line-height: 115%;">»</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">«</span>Estaba decidido a terminar con las conjeturas y a conocer la verdad, aunque como ya imaginaba, la verdad fuera incomprensible.<span style="line-height: 115%;">»</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">«</span>Pretendes observar un comportamiento humano en una situación inhumana.<span style="line-height: 115%;">»</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">«</span>Si la realidad te hace daño, no tengo la culpa.<span style="line-height: 115%;">»</span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">En un lejano planeta cuya órbita está regida por dos soles, una estación espacial flota sobre un extraño océano viviente, una entidad gigantesca, cambiante y enigmática. En la estación, los profesores Gibarian, Sartorius y Snaut intentan desentrañar el misterio de ese mar plasmático que durante cien años ha mantenido a la comunidad científica terrestre dividida y exultante. Stanisław Lem es uno de esos escritores que tienen la habilidad de meterte de cabeza en sus mundos inventados a la media página. Todo lo que él quiera imaginarse se materializa sólido, compacto ante tus ojos; sin necesidad de mucho artificio ni lustre, con un aplomo de quien describe algo que verdaderamente existe, ayudándose de anclas fascinantes por lo que empobrecen nuestra esperanza de un futuro-ficción de plexiglás brillante, como las latas de concentrado de carne, las sopas de sobre o las camas plegables. Abrir Solaris es descorrer una cortina y penetrar en otra realidad completamente diferente, en la que tenemos que arreglárnoslas con el bagaje que traemos de nuestra realidad de siempre, igual que Kris Kelbin, el protagonista. Solaris es el fascinante y aterrador recorrido de una mente inteligente en estado de sitio, rodeada por lo desconocido, intentando abrirse un camino a través del que poder comprender algo para lo que no le alcanza con sus parámetros usuales. La angustia de Kelbin es tangible; mascamos su proceso, lo vemos sufrir, con él intentamos desentrañar el misterio, comprender, queremos curarle las quemaduras y el insomnio. Como él, le tenemos miedo a Harey, su mujer regresada. Nos inquieta la mano del profesor Staut metida en el armario, sujetando la mano de alguien que no sabemos quién es (nos gustaría saber más porque Staut es nuestro favorito y estamos seguros de que es el favorito de todo el que lea Solaris). Nos aterra que Sartorius haya podido elegir una vía sanguinaria. Nos apena haber perdido a Gibarian, nuestro profesor y mentor. Nos reconforta tener a mano esa inexplicable biblioteca borgiana en la que se acumulan todos los volúmenes de solarística (de los cuales un 60% deben ser magufos). Las explicaciones sobre la historia de Solaris y los solaristas, las bibliografías inventadas y las teorías detalladas y argumentadas, las distintas escuelas y desencuentros, su giro último hacia Dios, también tienen ese qué se yo de Borges. La única conclusión a la que puede llegarse sobre el planeta Solaris es que el océano viviente actúa pero no según las nociones de los hombres. La explicación reemplaza un enigma por otro. El único habitante de Solaris no se pliega a nuestras leyes ni se comunica siguiendo las máximas conversacionales de H. P. Grice, él prefiere leer mentes y solidificar recuerdos en carne viva y mandarlos como compaña nocturna. El drama pasado de Kelbin y su drama moderno son un bolero triste y extraño que resuena por toda la estación espacial: de la inquietud primera de ver el vestido blanco de la Harey falsa pero verdadera colgado en la silla a lo reconfortante de ver vestidos blancos sucesivos colgados de la silla (Harey es un poco como la princesa transparente de Ico, no se la puede dejar suelta). Los misterios científicos más insondables se ven empañados por un amor de narciso (momentáneamente). El proceso de ahogarse en lo desconocido de Kelbin se convierte en un ahogarse entre los hombres; de tenerle miedo a lo que no puede reducir a una fórmula o a un experimento científico pasa a tenerle miedo a lo que ya sabe. Por suerte, Kelbin no está solo en vano: Staut le vuelve a la ”cordura” de abrazar el ansia de saber, abrazar al dios de la ciencia, curioso que sea después de un sacrificio ritual.</span><br />
<span style="font-family: inherit;">La extrañeza de Kelbin encuentra su tope porque es insoportable y así termina arellanándose en la teología y después, en lo reconfortante de ejecutar los miles de pequeños gestos que componen la vida, hasta el día en que esos gestos vuelvan a convertirse en hábitos. </span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span>
<span style="font-family: inherit;">Por fuera del libro:</span><br />
<span style="font-family: inherit;">Solaris se publicó en 1961. Su autor tenía 40 años. Es el libro más famoso de Stanisław Lem por culpa de Tarkovsky. Lem es otro de esos médicos que terminan siendo escritores, otro de esos polacos que termina en el exilio (en Viena, donde permaneció cinco años en los 80). De origen judío, durante la Segunda Guerra Mundial su familia consiguió (gracias a su estupendo nivel económico) falsificar papeles y librarse de los campos de concentración. Cuando Polonia fue soviética se volvieron pobres. Lem empezó a vender historias mientras estudiaba medicina. Y así.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><br /></span><span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;">Un chachito de Solaris: </span></span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span style="font-family: inherit;">Nos internamos en el cosmos preparados para todo, es decir para la soledad, la lucha, la fatiga y la muerte. Evitamos decirlo, por pudor, pero en algunos momentos pensamos muy bien de nosotros mismos. Y sin embargo, bien mirado, nuestro fervor es puro camelo. No queremos conquistar el cosmos, sólo queremos extender la Tierra hasta los lindes del cosmos. Para nosotros, tal planeta es árido como el Sahara, tal otro glacial como el Polo Norte, un tercero lujurioso como la Amazonia. Somos humanitarios y caballerosos, no queremos someter a otras razas, queremos simplemente transmitirles nuestros valores y apoderarnos en cambio de un patrimonio ajeno. Nos consideramos los caballeros del Santo Contacto. Es otra mentira. No tenemos necesidad de otros mundos. Lo que necesitamos son espejos. No sabemos qué hacer con otros mundos. Un solo mundo, nuestro mundo, nos basta, pero no nos gusta como es.</span><br />
<span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;"><br /></span></span>
<span style="font-family: inherit;"><span style="line-height: 115%;"><a href="http://loulourevisited.blogspot.com.es/" target="_blank">Loulou Revisited</a></span></span>Estefanía Gonzálezhttp://www.blogger.com/profile/03486954335534337479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-77553035461853169592013-09-11T17:52:00.002+02:002013-09-12T10:54:42.976+02:00Fragmentos de interior, Carmen Martín Gaite<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgX92BeU0JBo-3r6yMeN_OWzoqJ2z1wvYNzp24ERORic0KjusQqxVgQmpae_mwdCFM7oMjqnTWz4GwU6B45LY7i4pOzAzvX5sF3ZNonIXIaBALVfmW-UIyiA2PqAhxDJAtHxb6tsav_VSgj/s1600/Gaite.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><span style="font-family: inherit;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgX92BeU0JBo-3r6yMeN_OWzoqJ2z1wvYNzp24ERORic0KjusQqxVgQmpae_mwdCFM7oMjqnTWz4GwU6B45LY7i4pOzAzvX5sF3ZNonIXIaBALVfmW-UIyiA2PqAhxDJAtHxb6tsav_VSgj/s1600/Gaite.jpg" /></span></a></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 14px; white-space: pre-wrap;">Siruela, 2010</span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 14px; white-space: pre-wrap;"><br /></span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 14px; white-space: pre-wrap;">No sé muy bien qué decir de esta novela, que tanto ama <a href="http://fragmentodeinterior.blogspot.com.es/" target="_blank">Jenn Díaz</a> (ni siquiera he querido leer lo que haya dicho, para ofrecerle una lectura fresca), que no había leído hasta ahora y cuya maestría reconozco de inmediato. Seguiré con todo lo de Martín Gaite, sin duda. ¿Qué? ¿Que es perfecta? No es más ni menos de lo que se propone. Tal elegancia es rara. Si tuviera que acabar en tres palabras diría: “Novela psicológica. Buenísima”. Aunque tampoco es una novela psicológica. Costumbrista, dicen otros. Sí, pero no es su objetivo ser una novela costumbrista. No añadiría que no brilla porque lo que cuenta no brilla, que su realismo es tal que no nos asolan paisajes oníricos ni nos sorprende una trama imprevisible. Es como la vida misma. Alguien que la cuenta muy bien, pero no intenta adornarla ni disfrazarla. Noto una honradez enorme en la manera de contar, un afán de decir exactamente lo necesario, la mirada posada en su objeto con toda intensidad, sin dejar nada fuera para que el autor se luzca, sin dejar nada fuera para congraciarse con unos u otros. Solo la realidad de unos personajes cuyos gestos podemos ver, personajes de esos que te parece conocer desde siempre, pero que no son un estereotipo, no son tipos, sino personas de verdad. </span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 14px; white-space: pre-wrap;">Una familia que se disgrega (vemos casi a los personajes salir disparados hacia afuera por la fuerza centrípeta de esa dispersión) con el sufrimiento que provocan las relaciones de dependencia y poder (independencia / dependencia) al evolucionar y, más aún, antes de estallar. Varias líneas argumentales que confluyen en el tema del amor. Romántico. Familiar. Del amor. Preguntas eternas como si el amor es causa de sufrimiento y cómo liberarse de ese sufrimiento sin dejar de amar. ¿Es posible? </span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 14px; white-space: pre-wrap;">Hay dos historias de amor en la novela. Agustina, mujer de 50 años que fue bella y feliz, se niega a aceptar que ese amor ya no es suyo, que nada queda en el presente de aquella dicha. Luisa, joven de 20 años que viene a Madrid a buscar a un novio de verano que, como se verá, no la esperaba. Entre ellas, entrelazados de manera perfecta, hijos, esposos, amigos. Cómo supo Carmen Martín Gaite hablar del amor sin caer en tópicos, ideas repetidas hasta el hartazgo, superficialidades. </span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 14px; white-space: pre-wrap;">Recuerdo cómo se durmió finalmente Agustina solo después de haber hecho sentir a su hijo Jaime la misma desesperación que la agobiaba a ella. ¿Amor? ¿Qué es amor? Isabel, independiente, fuerte, ¿ama lo mismo que Jaime a su madre? No hay manera de saberlo, pero parece que no. </span></div>
<div dir="ltr" style="margin-bottom: 0pt; margin-top: 0pt;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 14px; white-space: pre-wrap;">Cómo se resolverán ambas historias, las de Agustina y Luisa, tan semejantes en cierto modo, es lo que sabrán si leen esta novela redonda y perfecta. Sin alejarse de lo cercano (de ahí ese “costumbrismo” en el que la catalogan algunos), fue capaz de escribir una gran novela que ojalá lean. Me ha sabido a poco y quiero más. </span></div>
Estefanía Gonzálezhttp://www.blogger.com/profile/03486954335534337479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-8970310737420220152013-09-09T15:24:00.003+02:002013-09-09T15:24:55.568+02:00El último cortejo, Laurent Gaudé<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfSMA1YyhUO_ppmyj9x3nj32Lr4YW7-yVmLAkfqLKd9tRUN7xJVKxvlnmmxoyH_ZKZUJ0nMcqL0LAfPgqafrC9BY04mhrGWlweygKAZ1iA9Y_bZQmBacQsoDVbKvSze-e_HlLxGZGMeL15/s1600/Alejandro.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfSMA1YyhUO_ppmyj9x3nj32Lr4YW7-yVmLAkfqLKd9tRUN7xJVKxvlnmmxoyH_ZKZUJ0nMcqL0LAfPgqafrC9BY04mhrGWlweygKAZ1iA9Y_bZQmBacQsoDVbKvSze-e_HlLxGZGMeL15/s1600/Alejandro.JPG" /></a></div>
Salamandra, 2013<br />
<br />
<i>El último cortejo</i> narra los últimos momentos de la vida de Alejandro Magno, de su cuerpo/cadáver y de lo que propiamente ES Alejandro. La pregunta central de la obra, cuya respuesta la cierra, es la que su madre Olimpia le ha hecho en una misiva el mismo día en que siente el mal en su interior: «¿A quién perteneces?», que es, en realidad, otra manera de preguntar: ¿Quién eres?<br />
Se trata de una narración muy poética, con imágenes que se quedarán grabadas en la mente del lector mucho después de haber olvidado, quizá, el argumento. Un tono elegíaco, pero también épico en ciertos momentos, llena de magnificencia y trascendencia la obra.<br />
<br />
«(…) ah, qué dulce es estar tan lejos, pronuncio vuestros nombres, Hefestión, Dripetis, pronuncio vuestros nombres, Tarkilias, Chandragupta, habéis hecho de mí el hombre que no sabe morir, la urna está rota y el viento sopla, Estoy aquí para siempre, lo abarco todo con la mirada, escucha, Dripetis, abarco los mundos desconocidos, los ríos interminables, los combates de mañana (…)»<br />
<br />
Varios personajes narran, cada uno desde su tiempo y desde su espacio, la historia pasada y presente: aquél a quien Alejandro envió más allá del último confín a declarar la guerra a un rey cuya existencia era solo un rumor; un capitán de Ptolomeo... La narración más importante es la de Dripetis, hija de Darío y viuda de Hefestión, el mejor amigo de Alejandro. Dripetis ha vivido guerra y destrucción y no desea otra cosa que desaparecer de la historia. De la Historia. ¿Cómo sale uno de la Historia? Ella vive, con su hijo recién nacido, en un monasterio, lejos del mundo. Sin embargo, la reclaman cuando Alejandro agoniza y se ve obligada a regresar. Su mayor deseo es que su hijo crezca sin saber quién es (otra vez la misma pregunta: quién es uno, qué es ser uno y no otro), que el destino que parece aguardar a todos los miembros de su familia (familia imperial de estatus casi divino hasta que Alejandro destruyó el imperio persa) pase de largo ante su hijo: ¿cómo se puede eludir el destino?<br />
<br />
«Ha conseguido librarse del Imperio. Nunca ha estado tan viva como allí, sobre esa roca. Está en el corazón de las cosas, donde los instantes pasan con lentitud y donde todo es vital.»<br />
<br />
A su vez, Alejandro le pide ayuda. Tras su muerte, sus mejores amigos, sus consejeros, comienzan a guerrear entre sí y su cuerpo se convierte en símbolo de poder. Alejandro quiere… Pero léanla. Para mí ha sido un placer.<br />
<br />
Laurent Gaudé, 1972, tiene varias novelas históricas en su haber, las más conocidas <i>El legado del rey Tsongot</i> y <i>El sol de los Scorta, </i>y es autor de gran éxito en Francia, donde ha cosechado importantes premios.<br />
<div>
<br /></div>
Estefanía Gonzálezhttp://www.blogger.com/profile/03486954335534337479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-72294250219211809632013-09-05T12:51:00.002+02:002013-09-05T13:01:59.031+02:00El malentendido, Irène Némirovsky<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6E6hx_89kxj9Y6o0bOqhysvSdIOKbVZrAvY5N_Y9_K2ejxgjcWRL5aWsVcHUBe6Wfo_QeTfYW3_WWnn3Ed60Jpb3908MHTitRvyQiTWIZWXb73jgzP_LX-TMystZZpUMvkaRwIwQlcJFQ/s1600/el+malentendido+irene+nemirovsky.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6E6hx_89kxj9Y6o0bOqhysvSdIOKbVZrAvY5N_Y9_K2ejxgjcWRL5aWsVcHUBe6Wfo_QeTfYW3_WWnn3Ed60Jpb3908MHTitRvyQiTWIZWXb73jgzP_LX-TMystZZpUMvkaRwIwQlcJFQ/s1600/el+malentendido+irene+nemirovsky.jpg" /></a></div>
Magnífica primera novela de la magnífica Irène Némirovsky. ¿A qué mujer vio esta joven Némirovsky de 23 años sufrir así por amor? ¿De dónde surge ese conocimiento hondo y sutil del alma humana? La finura en el análisis y retrato de los sentimientos y las evoluciones de la protagonista de esta historia de amor son excepcionales. Vívido relato de la relación de dos amantes desiguales separados por un matrimonio, una posición social agobiada por la estrechez, la inseguridad, la desconfianza y la adoración de una de las partes, que impide respirar a la otra (la solución, por así decirlo, a este problema es original, real, uno de los rasgos más sorprendentes de la obra).<br />
El desencuentro, el no entendimiento, el construir sobre supuestos, los diálogos imaginados, el desear y no decir, la incomunicación. Eso. Lo de cada día.<br />
Sorprende siempre esta autora, no solo por su agilidad y perfección narrativas, sino por esa sabiduría, esa comprensión de las motivaciones y el funcionamiento de nuestra psique. Su juventud, su fuerza, su maestría han de ser una y mil veces resaltados.<br />
<br />
Para saber más de la autora:<br />
http://www.losnoveles.net/deshollinadora1.htm<br />
Más reseñas sobre el mismo libro:<br />
http://alvarodelarica.com/2013/06/el-malentendido-irene-nemirovsky.html<br />
http://ellibrofago.blogspot.com.es/2013/04/el-malentendido-de-irene-nemirovsky-una.html<br />
<br />
<br />Estefanía Gonzálezhttp://www.blogger.com/profile/03486954335534337479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-86774163412496685722013-08-26T16:31:00.001+02:002013-10-13T13:15:50.020+02:00Ehrengard, Isak Dinesen<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3BulRncU6Q_Hg2qSRwWnDIa7b7qBaQ8TahT1w56gwI6gKKCT4S6eFITN7OoOJoviLBnaXH4tXDCkOqEGDCRYCCkUAKeElm8Rnm2X6XyhMPYcYRgSXuiiC0zjwv8wk4QItKl2hSetb4d0W/s1600/images.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3BulRncU6Q_Hg2qSRwWnDIa7b7qBaQ8TahT1w56gwI6gKKCT4S6eFITN7OoOJoviLBnaXH4tXDCkOqEGDCRYCCkUAKeElm8Rnm2X6XyhMPYcYRgSXuiiC0zjwv8wk4QItKl2hSetb4d0W/s200/images.jpg" width="133" /></a></div>
Isak Dinesen cuenta cuentos. Casi podemos verla sentada en medio de los oyentes y haciéndolos sufrir y gozar con sus descripciones parsimoniosas. Vemos su sonrisa de torturadora que se regodea, que alarga el final con tal belleza que el final deja de importar y, cuando llega, es como si no llegara. Solo deja vibrar el silencio.<br />
Isak Dinesen (en el prólogo, cómo no, habla de él su admirador más famoso de España, Javier Marías, quien ha dedicado su página web a la autora <a href="http://www.javiermarias.es/VIDASESCRITAS/dinesen.html" target="_blank">AQUÍ</a>) escribió un cuento que es el mejor tratado de cuentística que haya leído (hace mucho, mucho tiempo; si fuera ella, aquí abriría una historia la voz de una «dama de edad»): La página en blanco. Una herencia de la maestra, un regalo en que nos ofrece su saber como contadora de cuentos. ¡No tiene nada que ver con un «cuentacuentos», por piedad! Una señora de edad ―siempre es una señora de edad― cuenta, deleitándose en las flores del camino y haciendo que la audiencia esté pendiente de cada palabra, como un niño del cuento antes de dormir, una historia de las que en su larga vida han cristalizado como las más bellas joyas de experiencia y sabiduría.<br />
Y eso hace también en Ehengard. Con esa verosimilitud narrativa que Dinesen busca, una vieja dama cuenta y expone sus fuentes, que autorizan su narración. En otro alarde de virtuosismo y de lujo, la narradora explica las partes de la que constará la narración, el porqué de las mismas (las dos primeras no serán más que una introducción) e, incluso, se permite pedir paciencia a la audiencia. Su presencia es constante en comentarios y reflexiones que su edad y su sabiduría justifican.<br />
Ese pasado mítico en el que ocurren los cuentos de Isak Dinesen es el fondo también en Ehrengard. El tema es la seducción (parece ser, dicen, que lo escribió con las Memorias de un seductor de Kierkegaard muy presentes). Una seducción de tal exquisitez que busca, no una rendición total al seductor (la habría, pero él no la tomaría), sino un rubor. El seductor busca una oleada de rubor que recorra el cuerpo entero de la mujer (una valquiria pura y guerrera, Ehrengard); esa es la prenda. En un entorno de cuento de hadas, con príncipes y princesas, lagos, palacios, Ehrengard, dama de compañía de la joven princesa, ha de entregarse al seductor (pintor, de origen humilde, artista hasta lo más profundo). Lo que ocurra han de leerlo, pues no se lo contaré…<br />
Como siempre, la maestra, Isak Dinesen, baronesa Karen Christence Blixen-Finecke, maravilla.<br />
Les dejo el link a una reseña que será, sin duda, mucho más interesante que esta: <a href="http://www.javiermarias.es/PAGINASDECRITICAS/Ehrengard.html" target="_blank">Reseña de Javier Marías</a><br />
Ah. El libro, ciertamente, no es novedad. La edición es de Bruguera, de 1984. Y no lo tenemos en La librería de bolsillo. No se pueden leer solo novedades.<br />
<br />
<br />Estefanía Gonzálezhttp://www.blogger.com/profile/03486954335534337479noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-78305509946372225682013-08-09T17:56:00.002+02:002013-08-12T13:22:02.130+02:00Una novela rusa, Emmanuel Carrère<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhy34OCo8_8tiGTVArXRqd8UzA7trNvCw6jClRbBao6VuMolqBO6xqX9iz_GTVSDUTSMk6N39kwOsCfh4tfZLc11EL-m0_MsAjof4p-A6fSbbqZaRmc3SkIJpfdgfEk2Sl8exTMuSxa4rU-/s1600/img_art_13425_5448.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhy34OCo8_8tiGTVArXRqd8UzA7trNvCw6jClRbBao6VuMolqBO6xqX9iz_GTVSDUTSMk6N39kwOsCfh4tfZLc11EL-m0_MsAjof4p-A6fSbbqZaRmc3SkIJpfdgfEk2Sl8exTMuSxa4rU-/s200/img_art_13425_5448.jpg" width="126" /></a></div>
Anagrama, 2008<br />
<br />
Carrère muestra a las claras, sin explicarlo, qué hace en esta novela y cómo lo hace: lo mismo que en Kotelnich. Es, en realidad, una obra sobre la creación, arte dentro del arte, por más que no se aluda a ello en ningún momento.<br />
<br />
Carrère, un cámara, un técnico de sonido y un traductor llegan, siguiendo una pista (un combatiente húngaro de la Segunda Guerra Mundial fue internado en un manicomio, donde permaneció cincuenta años olvidado de todos), al pueblo de Kotelnich, en la Rusia profunda. Es un agujero ruin que por su absoluta falta de interés o atractivo lo fascina. Además, se da cuenta, como el antropólogo que estudia una tribu virgen, de que su mera presencia afecta la vida del pueblo, de que todos están pendientes de ellos y desean llamar su atención. Proyectan entonces un documental en Kotelnich radicalmente original: se ofrecerán como catalizadores, como actores en algún drama, en alguna historia. Necesitarán tiempo, un mes, y, por supuesto, dinero. Al cabo de un año en París, Emmanuel consigue el apoyo que necesita y vuelve a Kotelnich. No sabe si él aparecerá ante la cámara o no, pero sin duda serán sus notas las que vayan construyendo el documental según lo que ocurra, será su mirada la que construya la historia. Sin embargo, ahí andan él y los dos nuevos miembros de su equipo (el traductor es el mismo) perdiendo el tiempo, esperando que algo ocurra, y nada ocurre (es un decir, pero no se lo contaré a ustedes).<br />
<br />
Cuento con detalle esta primera parte de una de las líneas argumentales porque explica a la perfección lo que el autor ha hecho en la novela. Después de un gran éxito, <i>El adversario</i>, da la impresión de que no tenía ninguna otra idea definida: solo un lugar inhóspito de Rusia, sus problemas de amor y un abuelo colaboracionista que exorcizar. Y de que, siendo un gran escritor, porque escribe con esa gracia, esa naturalidad de los mejores que hace muy difícil dejar de leer, podría sencillamente amalgamar estas cosas y ver qué ocurría. Una escritura directa, ágil, viva e inteligente, como sabemos ya, no bastan para hacer una gran novela. Su objetivo, él mismo lo expone en diversas ocasiones: quiere exorcizar, quiere limpiarse, quiere contar lo que le ha pasado en tres años porque es muy feo. Está haciendo una confesión pública (al igual que escribió un relato pornográfico —¡Declaración de amor, llegó a decir!— para su amante que publicó en <i>Le Monde</i> para que seiscientas mil personas lo leyeran a la vez que ella) de su debilidad, miedo, inseguridad, egoísmo, locura. Todos sus defectos, sin compasión. Carrère, según cuenta en la novela, va, o iba, al psicoanalista tres veces por semana. Lo creemos.<br />
<br />
« Nos habíamos embarcado en un proyecto común que implicaba que él me contase su vida, y nunca ocultó el placer que le producía contarla. Le gusta hablar de él, es mi manera, dice, de hablar con los demás y a los demás, y señaló perspicazmente que también era la mía. »<br />
<br />
Creemos mucho de lo que cuenta. Porque ciertas partes importantes de la novela son ciertas. Este autor habla de sí. Personalmente, encuentro en esa exhibición del desprecio por uno mismo algo desagradable y, a la vez, de alguna manera, falso, una representación, algo así como Roma ardiendo para Nerón. El propio autor menciona las <i>Memorias del subsuelo</i> y sería interesante analizar cuál es la diferencia entre esa obra magnífica, enorme, sobrehumana casi, y la obra de la que hablamos, <i>Una novela rusa</i>, una novela muy interesante pero que nos deja, sobre todo, con ganas de más.<br />
<br />
También he leído otra novela suya, <i>De vidas ajenas</i>, en la que vuelve a ser personaje, menos atormentado en esta ocasión y menos «estrella», y que encontré bastante menos subyugante. Opinión personal, por supuesto. Emmanuel y su actual pareja están con sus respectivos hijos en Sri Lanka cuando el tsunami. <i>El</i> tsunami. (Creo que ya sé de dónde surgió la idea de la película <i>Lo imposible</i>. Es casi calcada). Luego, vuelven a París. Personajes aparecen y desaparecen. La obra trata de la bondad y el heroísmo, pero creo que serán mucho mejores, por lo que he visto de él, <i>El adversario</i> y la (referencias de personas en cuyo gusto confías; todos las tenemos) muy elogiada <i>Limonov</i>. Ambas parecen, por su temática, campo mucho más fértil para Carrère. Porque es evidente como que hay luz en el día que se trata de un gran escritor.<br />
<div>
<br /></div>
Estefanía Gonzálezhttp://www.blogger.com/profile/03486954335534337479noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-65142833528468156472013-08-02T12:49:00.001+02:002013-08-08T14:33:36.587+02:00Baladas del dulce Jim, Ana María Moix<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxNuZVWczkKd0Wfd7OTfavaIUg8_Donq3MfZQZyUwV42bWcP2IwShB1Hr6d9q-V7HMQCCoxfwHBkQ4ZnErMMIeNKTp1jrFiPkqUdZ_x4pQX4bJBmRKkGtytsMPDGDkur7BiZpE1smOLvQ/s1600/obra_160.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxNuZVWczkKd0Wfd7OTfavaIUg8_Donq3MfZQZyUwV42bWcP2IwShB1Hr6d9q-V7HMQCCoxfwHBkQ4ZnErMMIeNKTp1jrFiPkqUdZ_x4pQX4bJBmRKkGtytsMPDGDkur7BiZpE1smOLvQ/s200/obra_160.jpg" width="132" /></a></div>
Bartleby Editores, 2010<br />
<br />
Ana María Moix publicó <i>Baladas del dulce Jim</i> en 1969. Fue la única mujer incluida en la ya mítica antología <i>Nueve novísimos</i> y, aunque dejó la poesía pronto (solo publicó tres poemarios, a pesar de que ha seguido siendo escritora en las variadísimas actividades en que un escritor se manifiesta), podríamos decir que es poeta, queriendo significar con ello que tiene la sensibilidad con que el auténtico poeta vive en el mundo, maravillándose ante el misterio del lenguaje, ante el misterio de la existencia. Todo poeta es niño, porque juega con absoluta seriedad, como solo los niños saben jugar. Jugar: aceptar una convención, participar seriamente (o juegas o no juegas) en una re-presentación. Cuando el poeta no juega, es terrible (como el ángel de Rilke).<br />
<br />
<i>Baladas del dulce Jim </i>es un juego poético de referencias pop, kitsch, de intertextualidad. El lector puede elegir: juega o sale. El lector, nos atrevemos a decir, juega siempre con Ana María Moix, porque nada le gusta más que la complicidad con el autor, el entendimiento. Referencias cinematográficas que recuerdan a la poesía de entonces de Leopoldo María Panero hijo, también en <i>Nueve novísimos,</i> y a una actitud ante la cultura pop que ha cambiado respecto a la del pasado inmediato, una actitud reivindicativa: este es el mundo real, el mundo en el que vivo, el mundo de mis ensoñaciones infantiles y adultas, y lo uso artísticamente. El kitsch es desde entonces (ya lo era antes, pero su importancia ha ido creciendo hasta ser insoslayable en cualquier reflexión sobre el arte) objeto y fuente inagotable. Porque ha devenido parte nuestra. Lo efímero, lo replicado, lo repetido, nos alejan de la visión desnuda de la realidad primera.<br />
<a name='more'></a><br />
<br />
Ana María es, además, divertida. Hay algo de impostación infantil, de sonrisa traviesa, y mucha ternura. Nombres en inglés, rimas fáciles conscientemente buscadas, musicalidad de canción popular:<br />
<br />
Un hombre triste, su barco. Alegre, ese fue Jim. Dulce conmigo, mas no risueño; qué corazón.<br />
<br />
o<br />
<br />
Jim en el parque, y sin sombrero. Ay, Dios, qué miedo si es un matón. Ay, Dios, qué pena si un día parte como llegó.<br />
<br />
Hay asociaciones un poco punkies de cuando no existía el punk, un poco gamberras, es decir:<br />
<br />
Eran dos sombras para siempre enamoradas: Bécquer y Ché Guervara.<br />
<br />
Y hay, a la vez, una gran delicadeza, una sensibilidad profunda y reflexiva que se muestra en prosecillas como estas:<br />
<br />
Clavé mis uñas en los ojos de un pájaro, y allí estaba la noche: inmensa, húmeda.<br />
<br />
o<br />
<br />
Por el río bajo el caballo blanco hasta el mar con la noticia: que las palabras se vendían.<br />
<br />
Una necesaria recuperación de este libro por parte de Bartebly. Como expresamente indica el director de la colección Lecturas 21, Manuel Rico, se busca la recuperación de libros de poesía que por uno u otro motivo han ido cayendo en el olvido y, además, su revisitación por parte de algún poeta joven que aporta así, su lectura personal y trae, como si dijéramos, a la vida la obra al dialogar con ella, al hablar de ella. Pilar Adón hace este largo e interesante epílogo que enmarca la obra en su contexto y ofrece su interpretación, relativa a la pérdida de la infancia, al asomarse misterioso al mundo ya como adulto y la complejidad de este proceso de crecimiento.<br />
<br />
El prólogo es el original de 1969 de Manuel Vázquez Moltalbán, que juega divirtiéndose como corresponde con las <i>Baladas del dulce Jim.</i> Valga de muestra de todos los rasgos a los que hemos aludido (intertextualidad, experimentación, referencias pop) el título: «Contribución al estudio hipercrítico de las relaciones entre poesía y libertad cultural, al margen de cualquier desteñida apreciación sobre la dimensión sociológica de la literatura de exportación».<br />
<div>
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-12889260585876780872013-08-01T13:59:00.004+02:002013-08-08T14:33:48.502+02:00Las lágrimas de San Lorenzo, Julio Llamazares<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmuhIXkDhwmsxfIDimEWLoqLDKe7q0kCswCLSjGLWYsXouXOsoDK7Jh_LQEzLPilDl4OFtL9MQVNIGEMzJvhEGzJeaPtzoTZ_MP0dKTG8DA9Xfs3FAXkBLP9t2sOthBR015i-SbY2R7vA/s1600/portada-lagrimas-san-lorenzo_med.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmuhIXkDhwmsxfIDimEWLoqLDKe7q0kCswCLSjGLWYsXouXOsoDK7Jh_LQEzLPilDl4OFtL9MQVNIGEMzJvhEGzJeaPtzoTZ_MP0dKTG8DA9Xfs3FAXkBLP9t2sOthBR015i-SbY2R7vA/s200/portada-lagrimas-san-lorenzo_med.jpg" width="125" /></a></div>
Alfaguara, 2013<br />
<br />
Esta novela es un deshilar recuerdos a partir del motivo de las estrellas, que da cohesión al relato. El autor mira al cielo estrellado en compañía de su padre, precisamente la noche de San Lorenzo, cuando se puede ver cada año la lluvia de estrellas de las Perseidas; el autor mira, ahora con su hijo, el cielo estrellado la noche de San Lorenzo, muchos años más tarde y en un lugar muy lejano. Cuando era un niño, a la muerte de su abuelo (mientras miraba al cielo; ese mirar al cielo estrellado es como el hilván que une las escenas principales de la novela), le explicaron que los muertos se convierten en estrellas que brillarán mientras piense en ellas. La fugacidad de las estrellas es, pues, menor que la de la vida y cuando miramos al cielo estrellado todas esas personas nos reclaman.<br />
<br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 10pt; line-height: 115%;">«</span>(...) la noche de San Lorenzo está llena de fantasmas y de sombras, de murmullos que vienen del otro mundo y que reclaman su recuerdo en este.<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 10pt; line-height: 115%;">»</span><br />
<br />
Recuento de una vida a la manera caprichosa del recuerdo, sin un orden lineal ni lógico, sin progresión (no es, pues, muy narrativo: no hay argumento). Solo recuerdos que se deshojan y vuelven una y otra vez en círculo y, siempre, ese cielo que no cambia.<br />
<a name='more'></a><br />
<br />
Por otra parte, gran parte de la novela está escrita en imperfecto, tiempo verbal que conlleva valores de ralentización, iteración (algo repetido en el pasado, como el used to en inglés) y que sirve en una narración clásica tan solo de fondo al pasado simple, el de la acción (veni, vidi —aquí, algún problemilla que solventar construirá propiamente el argumento—, vici). Tanto recordar y sustraerse a la linealidad del tiempo(convencional, sí) hace que se abra la realidad como un abanico multiplicando una imagen y sacándola del tiempo de la historia. Provoca una sensación de irrealidad. Hay algo fantasmagórico en el recuerdo, algo de sueño.<br />
<br />
<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 10pt; line-height: 115%;">«</span>(...) aquella playa ibicenca cuyo nombre, Salada, no olvidaría porque en ella descubrí que la memoria no era una debilidad, sino, al contrario, la única patria de las personas que, como yo, hemos renunciado a todas.<span style="font-family: Verdana, sans-serif; font-size: 10pt; line-height: 115%;">»</span><br />
<br />
Esta novela tiene un ritmo repetitivo y circular, como queda dicho, y nos deja la impresión que ha de dejar al propio narrador-personaje esa vida que recuenta de una falta de sentido en la existencia que se vuelve al recuerdo como en un intento de aprehender algo, ese algo que se nos escapa, se nos escapa...<br />
<br />Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-81191377223521918842012-07-03T09:56:00.000+02:002013-08-07T17:40:45.664+02:00<br />
<br />
<a href="http://www.editorialminuscula.com/portadas/convueltadehoja/09.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://www.editorialminuscula.com/portadas/convueltadehoja/09.jpg" /></a>¿Sabes qué me ocurre cuanto leo tus poemas? A primera vista (al primer relámpago sería y sonaría mejor; si fuese alemana corregiría la expresión: ¡el relámpago es más rápido que la vista! Y una mirada relámpago es más rápida incluso que un relámpago. Dos rapideces en una. ¿No?). O sea, a primera vista (ya que soy una extraña) lo entiendo todo ― después ― noche: nada ― después: ¡Dios, qué claridad! ― y cuando quiero asirlo (no en sentido alegórico, casi con las manos) ― todo se borra: solo quedan las líneas impresas. Relámpago tras relámpago (relámpago ― noche ― relámpago), es lo que me ocurre cuando te leo. Lo mismo debe ocurrirte a ti cuando te escribes.<br />
<br />
(Tsvietáieva a Rilke, 12 de mayo de 1926)<br />
<br />
Cartas del verano de 1926, Pasternak, Rilke, Tsvietáieva, Minúscula, 2012<br />
<div>
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-40700717093746379642012-04-18T01:13:00.000+02:002012-04-18T01:13:15.411+02:00El bolígrafo de gel verde, Eloy Moreno<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/-SohsTkx9i9g/T41ZhDGVlOI/AAAAAAAAAWk/8vYJ7NOTFak/s1600/images.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a></div><a href="http://3.bp.blogspot.com/-SohsTkx9i9g/T41ZhDGVlOI/AAAAAAAAAWk/8vYJ7NOTFak/s1600/images.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="http://3.bp.blogspot.com/-SohsTkx9i9g/T41ZhDGVlOI/AAAAAAAAAWk/8vYJ7NOTFak/s200/images.jpg" width="136" /> </a>¿Conoces a alguien estresado por el ritmo de vida que lleva en una ciudad? Regálale este libro. Seguro que aciertas. Una novela distinta a todas las que hayas leído. A través de unos personajes de ficción el autor nos lleva a reflexionar sobre la vida actual en las ciudades. La novela te engancha desde el principio y consigue sorprenderte al final, produciendo a través de sus páginas todo tipo de sensaciones que remueven la conciencia y lo más íntimo de nuestro ser. El autor comenzó con una tímida autoedición y promocionándola con sus propios medios por las librerías. Tras al éxito de la obra a través del mejor medio de difusión del mundo, el "boca a boca", la editorial Espasa la ha editado, para deleite de todos los lectores, facilitando de esa forma que pueda adquirirse en muchos más sitios. El autor dispone de una página web donde se puede expresar la opinión sobre el libro y ser contestado personalmente. <br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br />
El bolígrafo de gel verde, <i>Eloy Moreno</i>, Espasa 2011 </div><div style="text-align: justify;"><span id="goog_175429014"></span><span id="goog_175429015"></span></div>Unknownnoreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-5077143549955691532011-07-12T17:41:00.000+02:002013-08-08T13:07:03.152+02:00Mujeres, Eduardo Galeano<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrwhyuzNkwWcdQPyNglCp7HykyPsmTqJYv1JZWG29i7KtfasyL7i2fWj7OgpOFaCasKkbEXh2qF58hgWWUkI2nM_JsP6FOylar832mnMD_fsq95902P9QH2vJoDPPb9QnwvFdG-mfNd98/s1600/img.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrwhyuzNkwWcdQPyNglCp7HykyPsmTqJYv1JZWG29i7KtfasyL7i2fWj7OgpOFaCasKkbEXh2qF58hgWWUkI2nM_JsP6FOylar832mnMD_fsq95902P9QH2vJoDPPb9QnwvFdG-mfNd98/s200/img.jpg" width="200" 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/>
<div class="MsoNormal">
«Ella deambulaba por el mercado de los sueños. Las vendedoras han desplegado sueños sobre grandes paños en el suelo.<br />
<br />
Llega al mercado el abuelo de Juana, muy triste porque hace mucho tiempo que no sueña. Juana lo lleva de su mano y lo ayuda a elegir sueños, sueños de mazapán o de algodón, alas para volar durmiendo, y se marchan los dos tan cargados de sueños que no habrá noche que alcance.»<br />
<br />
<i>Mujeres</i>, Eduardo Galeano, Alianza Cien, 1995.</div>
Unknownnoreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-72164001547886867732011-06-28T22:32:00.004+02:002013-08-08T14:34:00.996+02:00Los espectros, Andreiev<a href="http://www.acantilado.es/cont/catalogo/imagePot/CUA0029.jpg" onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}"><img alt="" border="0" src="http://www.acantilado.es/cont/catalogo/imagePot/CUA0029.jpg" style="cursor: pointer; float: left; height: 235px; margin: 0pt 10px 10px 0pt; width: 151px;" /></a>Acantilado, 2010<br />
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<a href="http://www.epdlp.com/escritor.php?id=1391">Leonid Andreiev</a> (1971-1919) puede dejarte sin aire, lector. Porque leerlo es bucear en otra realidad, más cercana a aquella que te atrae y aterroriza.<br />
Sin ponerme tan de carátula de película de terror, puedo asegurar que esta lectora ha temblado al leerlo como hacía tiempo no temblaba. Belleza sobrecogedora y vértigo los de este escritor ruso no demasiado conocido. No tanto como otros que expresaron su admiración por él. como Gorki, su mentor. Andreiev nació en la zona de Tolstoi y Turgeniev, fue de origen humilde pero tuvo éxito en vida, fue antizarista pero se alarmó desencantó muy pronto del comunismo… ¡Qué más da!<br />
La percepción de la realidad no es la que llamamos normal en el manicomio, donde transcurre la mayor parte de la novela, por más que lo sea para los internos que viven en él; pero tampoco lo es en el Babilonia, un restaurante al que cada noche acude el director de la clínica a embriagarse y cuyos clientes consideran un mundo más real que el que conocían antes de llegar allí.<br />
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«Y mientras bebían se percataban de que la vida sobria que habían llevado hasta entonces no era sino una mentira, un engaño; de que la verdadera vida, la vida real, estaba allí, en aquellos lindos ojos bajos, en aquellas exaltaciones del sentir y el pensar, en aquel vaso que alguien acababa de romper, derramando sobre el mantel un vino color de sangre.»<br />
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¿Qué es el mundo real? Un narrador omnisciente nos lleva a través de pasajes bellísimos y misteriosos y nos presenta a los locos (el que llama a las puertas, la claustrofóbica, el feliz…); al doctor, que busca la disipación cada noche; a la enfermera, ardientemente enamorada. Poco a poco, sin sentir que atravesamos frontera alguna entre la cordura y la locura, nos descubrimos, sin demasiada sorpresa, en otra realidad, como si despertáramos en ella y comprendiéramos que llevamos un tiempo ahí. Es como la enfermera, que observa el jardín desde detrás de una cristalera de colores en el primer piso: cuando mira a través del cristal amarillo el mundo se llena de infinita desesperanza.<br />
Uno de los más turbadores pasajes es aquel en que el paranoico Petrov imagina que ve a su madre:<br />
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«Permaneció asomado a la ventana una hora entera. Muchas veces creyó divisar detrás de la esquina el gorro de piel, los ojos terribles y el pálido rostro materno.»<br />
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«Se disponía ya a lanzar un grito de horror cuando la visión desapareció. En torno se derretía la nieve, pesadas gotas de agua caían del tejado, de los árboles, del muro. El aire tibio, límpido, de la primavera envolvía el jardín. El día era claro, luminoso.<br />
»La excitación de Petrov desapareció, así como los pensamientos fragmentarios que turbaban su espíritu. Sólo le quedó una honda tristeza.<br />
»Se tendió en la cama. La tristeza, como si fuera un ser viviente, se posó en su pecho y le clavó las garras en el corazón. Así permanecieron ambos, estrechamente unidos, mientras fuera, en el jardín, caían gruesas gotas de nieve derretida, y todo era claridad, luz radiante.»<br />
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El mismo Petrov nos muestra el horror en una bandada de grajos:<br />
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«Formaban una larga cinta viviente y, aunque eran numerosos, en sus gritos se adivinaba un sentimiento de soledad, el temor de una interminable noche fría, una queja dolorosa.»<br />
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Es una novelita muy corta, de seis capítulos, y no quiero desvelar más. Reconozco que lo mío con este autor es visceral, un estremecimiento continuo. Por eso, léanlo.Unknownnoreply@blogger.com22tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-18073812224228883512011-04-24T01:05:00.002+02:002013-08-08T14:26:41.544+02:00Tristano muere<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiESUiP45xFQ4LG9FRQ6Jm6-FnEDJ9iK2clRFLAvymUo36GQEmVmO5brS5Tk6ryW15_2vrl3bTJ6k3bVdAuF3dcehOrt25lev7JK7K-CXbPZ5mQgEo8m5zLdrxZ2YNmImYfALiKajEgmsQ/s1600/CM409_G+%25281%2529.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiESUiP45xFQ4LG9FRQ6Jm6-FnEDJ9iK2clRFLAvymUo36GQEmVmO5brS5Tk6ryW15_2vrl3bTJ6k3bVdAuF3dcehOrt25lev7JK7K-CXbPZ5mQgEo8m5zLdrxZ2YNmImYfALiKajEgmsQ/s200/CM409_G+%25281%2529.jpg" width="129" /></a><span class="Apple-style-span" style="color: #666666; line-height: 18px;"></span><br />
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia,'Times New Roman',serif;"></span><br />
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia,'Times New Roman',serif;">En una casa de campo en Italia, en 1.999, Tristano, que ha combatido por la libertad de su país, llama a la cabecera de su cama a un escritor que en otro tiempo se inspiró en él para escribir una novela. Durante su agonía y su delirio, Tristano rearma un pasado inabarcable, reflexiona sobre la función del escritor, y bosqueja un fresco de casi sesenta años de la historia de Italia, con sus tragedias y sus simulacros, hasta la irrupción de la estupidez televisiva.</span><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia,'Times New Roman',serif;"> </span></span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia,'Times New Roman',serif;"><br /></span></span></div>
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia,'Times New Roman',serif;"><i><br /></i></span></span></div>
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia,'Times New Roman',serif;"><i><br /></i></span></span></div>
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia,'Times New Roman',serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia,'Times New Roman',serif;"><i>Tristano muere (Una vida), </i>Antonio Tabucchi, Anagrama, 2004</span></span></div>
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Unknownnoreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-15259444469798438762011-04-18T16:34:00.002+02:002011-06-28T16:48:12.860+02:00Contracaminante, Jesús Arroyo<div style="text-align: justify;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/-_AOxe5mxgK8/TaxD6gJTf6I/AAAAAAAAAM0/gsmmfGh5W8w/s1600/imagesCA613GHS.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img r6="true" src="http://3.bp.blogspot.com/-_AOxe5mxgK8/TaxD6gJTf6I/AAAAAAAAAM0/gsmmfGh5W8w/s1600/imagesCA613GHS.jpg" border="0" /></a></div><div style="text-align: justify;">En este primer libro publicado, fruto de siete años de trabajo, Jesús Arroyo reúne cincuenta y tres poemas francamente magníficos, agrupados en cuatro partes: "Cuestión de verso"," Culpable Asturias", "Contracaminante"- la que da título al libro y a la par la más intensa y extensa y " Por algo, por alguien" . El autor nos va dejando pinceladas de lo que ha sido su vida hasta el momento: sus motivos para escribir, su amor por Asturias- la tierra que le vio crecer-, sus sentimientos hacia las personas a las que ama y su relación con ellos, sus experiencias duras ( muerte, enfermedad) y su forma de sentir el mundo. Los poemas tienen una calidad extraordinaria y una exquisita sensibilidad. Es una poesía que cumple la condición de ser a la vez cercana y elaborada, profunda y sencilla, una poesía que emociona de principio a fin, donde la calidad humana del autor se palpa en cada letra.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-style: italic;">Contracaminante, </span>Jesús Arroyo, Editorial Sinmar, 2011</div>Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-87650455983782366932011-04-18T15:54:00.004+02:002012-04-17T13:50:32.605+02:00Los objetos nos llaman, Juan José Millás.<div style="text-align: justify;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/-jgSZ_KBiNwE/TaxB0T2igSI/AAAAAAAAAMw/zN2O9M0CAOw/s1600/imagesCAAQP8AP.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" r6="true" src="http://1.bp.blogspot.com/-jgSZ_KBiNwE/TaxB0T2igSI/AAAAAAAAAMw/zN2O9M0CAOw/s1600/imagesCAAQP8AP.jpg" /></a></div><div style="text-align: justify;">Los mejores relatos cortos de Juan José Millás están reunidos en este libro, que te deja con ganas de más. Escrito con un estilo muy personal en el que se solapan realidad y fantasía, vivencia y sueño, el mundo en el que vivimos y el más allá y aderezado con una desbordante creatividad, el libro supone un encuentro a retales fugaces pero intensos con un escritor inquieto, vivaz y observador, que juega en su imaginación con cada objeto, con cada persona, con cada realidad que se cruza en su camino. Aunque unos relatos enganchan más que otros es, en conjunto, un libro magnífico. Como reseña adicional debo decir que, al tratarse de relatos independientes, resulta muy cómodo para leer en cualquier parte, en trayectos cortos de metro, en escapadas de fin de semana... </div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="font-style: italic;">Los objetos nos llaman</span>, Juan José Millás, Booket -Seix Barral, 2008</div><div style="text-align: justify;"></div>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-23026933366854050312011-04-08T22:58:00.003+02:002013-08-07T17:41:52.335+02:00La pasión, Jeanette Winterson<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKoI_orJL7xCT5BTEYnUTZMJ9JcbPCQEY4-TaXnRKrPiWHSMFWQPE90xYAraL8WKiWvj7DeOYhUiffgcVF2Nt2J1oOmuygh4sOarhAUu-BrzHEvaqCKYRYerzb0T7eC9f2xZclq_kh598/s1600/la+pasion_Jeanette+Winterson.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKoI_orJL7xCT5BTEYnUTZMJ9JcbPCQEY4-TaXnRKrPiWHSMFWQPE90xYAraL8WKiWvj7DeOYhUiffgcVF2Nt2J1oOmuygh4sOarhAUu-BrzHEvaqCKYRYerzb0T7eC9f2xZclq_kh598/s1600/la+pasion_Jeanette+Winterson.jpg" /></a><br />
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"Hablábamos perfectamente, y nos encontramos con que la vida es un idioma extranjero. En algún lugar entre el pantano y las montañas. En algún lugar entre el miedo y el sexo. En algún lugar entre Dios y el Diablo está la pasión; el camino a la pasión es súbito, y el regreso es peor."</div>
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<i>La pasión, </i>Jeanette Winterson, Sudamericana, 1995Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-7584558944275347287.post-90300914195084746422011-03-17T17:54:00.006+01:002011-06-28T16:50:38.780+02:00Miscelánea, Ángel González en la revista Litoral.<p align="justify"><span style="color: rgb(255, 204, 51);font-size:130%;" ><strong></strong></span><span style="color: rgb(51, 51, 51);">La escritura es una especie de enfermedad contagiosa que los libros transmiten a quienes los frecuentan en exceso. Todos los lectores contumaces están expuestos a ese contagio, y en distinta medida todos lo sufren, aunque algunos lo desconozcan y otros, por prudencia o timidez, lo oculten. El lector químicamente puro no existe; en su interior hay siempre un escritor latente o agazapado que a veces despierta de su letargo y se abalanza sobre parientes y amigos creando en la mayoría de los casos (hay admirables excepciones) situaciones de pánico o de desolación.</span><br /></p><p style="color: rgb(51, 51, 51);" align="justify">Cuánto mas temprano sea el contacto con los libros, más graves y duraderas serán las consecuencias de ese virus incubado en el texto que son, unas veces por fortuna y otras por desgracia, casi siempre incurables. Exagero poco; creo que Kafka hablaba de la literatura como lepra.<span style="color: rgb(102, 102, 0);"> <span style="color: rgb(51, 51, 51);"><br /></span></span></p><p style="color: rgb(51, 51, 51);" align="justify"><span style="color: rgb(102, 102, 0);"><span style="color: rgb(51, 51, 51);">Las razones por las que sigo escribiendo sesenta años después de haber sufrido el contagio de la literatura son dudosas. Para justificar el acto en principio gratuito (y a veces oneroso: hay quien paga por publicar sus versos) de la escritura poética se suelen esgrimir muy diversos argumentos algunos de los cuales yo mismo he utilizado: el deseo de penetrar la realidad, de conocer y de evaluar éticamente el mundo; la necesidad de expresarnos o de comunicarnos; la voluntad de “anclar en el río de Heráclito” y de salvar del efecto corrosivo del tiempo en algunas cosas queridas; el goce de crear pura belleza.</span> <span style="color: rgb(51, 51, 51);">Todas estas justificaciones pueden ser válidas, y algunas lo siguen siendo para mí. Pero pienso que a estas alturas de mi vida, si continúo escribiendo, es también por otra razón menos grandilocuente y un tanto pueril que acaso me avergüenza confesar. Me temo que, aunque siempre sostengo lo contrario, estoy cayendo en la tentación de creer que el poeta, bueno o malo, que mis versos configuran –ese personaje ilusorio que habla en los poemas- soy efectivamente yo, y que el acabamiento del poeta significaría mi propio acabamiento. Se trataría en último extremo, de un deleznable caso de amor propio, de un afán de superviencia planteando con grave error de perspectiva, quizá justificable; pues algo o mucho de mí persiste en lo que escribo. Y, aunque no ignoro que los poetas, como los toreros, deben retirarse a tiempo; y que en la vida hay cosas más serias que la poesía; y que el “arte es largo y además no importa”; si a pesar de ser consciente de todo eso sigo escribiendo es , en parte, porque me resisto a confinar en el pasado ese residuo de mí mismo que sobrevive en mis poemas, a desprenderme de ese yo que es otro, pero que ahora, cuando los dos estamos acercándonos al final inevitable, noto que me hace muchísima compañía.</span></span></p><p align="justify"><br /></p>Margahttp://www.blogger.com/profile/15064723553975290172noreply@blogger.com6