Libros 2.009

Ahora que termina el año pensé que sería una buena idea que cada una de nosotras hiciera un recuento de los libros del 2.009. Si os apetece la propuesta…

Primero pensé en un número determinado de libros, ¿diez, nueve, cinco? Limitarme a ellos. Luego al tuntún, los que recordara llegando sin más al lápiz. Más tarde en hacer (o tratar de) un ejercicio de memoria y comprobar cuántos me dejo en el tintero por mi mala cabeza, debería hacer una lista de los libros que voy leyendo pero no, las listas encierran y asfixian, reducidas a los márgenes donde todo parece estrecharse (Umberto Eco ha publicado un libro que habla de eso mismo, de listas; me causa curiosidad pero aún no lo he ojeado en ninguna librería). Al final lo mejor será lo del tuntún, soy tarambana yo y mejor escribir sin dobladillos que me hagan tropezar. Ahí van, los libros o los autores, no los dobladillos.

En el género de los cuentistas, no sé cuántos de Alice Munro, un montón y disfrutados. Tanto como los de Pájaros de América de Lorrie Moore. Un libro fallido: La soledad de los Ventrilocuos de Matías Candeira. Una antología, que he estado salpicando a lo largo del año, de Flannery O´Connors, extraños y deliciosos sus relatos. Cuentos de Amigas y el de Madres e hijas antologados los dos por Laura Freixas, como pasa en las antologías de distintos autores (autoras en éste caso), de todo hubo en ellos, disfruté de los de Martín Gaite, Matute, Tusquets, tanto como me espantaron los de Espido Freire, Etxebarria o Peri Rossi. Si de novelas se trataba, me sorprendió El Mundo de Juan José Millás, para bien. Pastoral Americana de Philip Roth, los abismos del sueño americano y sus monstruos. Saber perder de David Trueba, no estuvo mal para las pocas expectativas que puse sobre el autor, quizás por eso. El padre de Blancanieves de Belén Gopegui, recomendable la autora como siempre. Bueyes y rosas dormían, de Cristina Sánchez Andrade, el libro más extraño y lírico del año sin duda, una joya. Los Pozos de la Nieve, de Berta Vias Mahou, cierto toque de literatura centroeuropea en ella, su sobriedad, que me encantó. Y El Grupo de Mary MCcarthy, siguiendo con mis descubrimientos de autoras al otro lado del charco y en habla inglesa.
En los de no ficción, La Nueva Era de Martín Gardner, artículos y ensayos cortos que tratan de desmontar las patrañas intelectuales y falsedades de las que se nutren la seudociencia y mitos varios. Eichmann en Jerusalén de Hannah Arendt, imprescindible para los que siguen buscando respuestas a la barbarie nazi. Y El Imperialismo Ecológico de Alfred Crosby, que explica el éxito de las colonizaciones europeas en función de factores biológicos, una hipótesis distinta.
En poesía algo de relectura pero nada significativo, no he tenido el año poético y no hubo ningún descubrimiento. Fue un año novelero, he vuelto a leer novelas con pasión y ganas… Algo así como una segunda adolescencia en la que también volví a echar mano de novelas gráficas que rozan la literatura tanto como la destreza artística de sus trazos, los dos tomos de Berlín y el de Café Budapest, de lo mejor.
No están todos los que fueron, un año de lecturas da para mucho más pero para muestra basten estos botones y sus hilvanes en mi precaria memoria.

Y en el que entra… sólo se me ocurre… ¡Felices libros 2.010 a todos!