viernes, 18 de febrero de 2011

Atando cabos, Annie Proulx.


Editorial Tusquets/Colección Andanzas. 1993
En sus agradecimientos, Annie Proulx, habla de la inspiración a la que le llevó un libro comprado en un baratillo, el Libro de los nudos de Ashley, y como su novela surgió gracias a él. A veces parece bastar un punto de partida, un cabo del que tirar, y surge un torrente de historias que dependerá del talento del creador para tomar forma y convertirse en una buena narración. Cada capítulo se inicia con la descripción de un nudo, o un término del Diccionario marinero, arrastrándonos con ellas a un mundo desconocido, lejano y extraño. Los nudos así descritos toman un carácter misterioso, conectados a la vida de los personajes.
Y de eso habla el libro, de atar cabos sueltos, sus protagonistas lo hacen a lo largo de toda la novela, con mejor o peor fortuna, dependiendo del punto de partida de cada cual, de su desamparo particular. Quoyle es un periodista de última fila, un tipo perdido e incompetente, abandonado por su esposa quien más tarde fallecerá en un accidente de tráfico. Tras esa pérdida él y sus dos hijas se trasladan a las costas brumosas de Terranova donde habitaron sus antepasados.
La descripción del invierno allí, de unos personajes peculiares reflejos del paisaje extremo de las costas, de la lenta recuperación de Qouyle y sus hijas, atando los cabos que les unen entre sí y a la vida, se narra con el humor negro característico de la autora. Humor que proviene de la exageración tanto de situaciones como del paisaje, las condiciones climatológicas o de las capacidades de los personajes. Desde las descripciones- hilarante y genial la que hace del propio Quoyle en las primeras páginas del libro- hasta sus diálogos, el libro se lee con una media sonrisa en la boca, en ocasiones amarga pero a medida que el libro avanza termina por contener algo de golosina, de excesiva complacencia en ese sueño americano de autoestima conseguida tras muchos varapalos y firmeza a la tierra, el mito de retorno a la naturaleza y su autenticidad que a veces se me atraganta por tópico y gastado. Y a pesar de ello he de admitir que disfruté con la historia, que me encantó su humor y los individuos que aparecen en ella, algo extremos en su excentricidad pero encantadores y nunca forzados para hacerlos creíbles. O será que elijo las historias de perdedores, siempre mucho más enriquecedoras para mí vitalmente hablando, y que de vez en cuando disfruto viéndolos redimirse aunque me cueste pensar que en la realidad pudiera resultar tan sencillo.

El libro dio lugar a una película del mismo título y protagonizada por Kevin Spacey. Tras verla no me pareció que pudieran competir entre sí, a pesar de tratarse de la misma historia se plasman de formas distintas. Al menos a mí me resulta imposible ver a Spacey como un perdedor nato y sin ningún atractivo como sucedía en el libro. Así que se me ocurre que podéis disfrutar de esta historia por partida doble porque la película, aunque sea muy distinta en su tono como ya he dicho, tiene un encanto que arrastra igual que el libro.

Y eso, lean y lean, no dejen nunca de hacerlo.


7 comentarios:

  1. de acuerdo con vos, Marga, en tus opiniones con respecto al libro y a la película.

    y también con que nunca debemos dejar de leer.

    besitos*

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  2. Muy fresco blog;)) Grandes besos que envío a Argentina;)) Mis mejores deseos **;

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  3. Rayuela, me alegro que coincidas, ya sabes que esto de las reseñas es siempre tan subjetivo...

    Besos!

    I Love..., nos gusta que te guste. Saludos.

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  4. Qué buena crítica. Me dan ganas de leerlo solo para ver cuál es mi opinión. De hecho, creo que loe legiré como próxima obra para el taller de lectura. No es tan fácil encontrar algo bueno, bonito, barato y de lo que puedas conseguir diez o doce ejemplares de golpe. Y está bien introducir variedad. Y me atrae mucho Terranova. Lo que no podré, me temo, será evitar imaginar al protagonista como Kevin Spacey: me gusta demasiado ese hombre :p
    Gracias.

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  5. Abril, pues sí, ahora que lo comentas creo que puede ser un libro apropiado para un taller de lectura, resulta muy ameno y el humor siempre es de agradecer en una lectura más tarde compartida...
    Y ya verás como no, la descripción de Quoyle en el libro está en las antípodas de Spacey!! si lo lees lo comprobarás, jajaja. Y luego no estaria de más que vieras la película, se pasa un buen rato y los paisajes son la leche, seguro que te encantarían... sus imágenes tienen un no sé qué póetico que la convierten en una peli muy chula.

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  6. Hola, tengo la sensación de ya haber pasado por aquí, lo cierto es que estoy visitando espacios que suelo ver en los blogs de amigos, éste aparece en varios de ellos. Me pareció muy bueno, así que voy a quedarme por aquí como seguidor.
    Si tienes ganas, te invitó a pasar por el mío.
    Un saludo desde BA.
    Humberto.

    www.humbertodib.blogspot.com

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  7. ya casi no leo novedades...
    por falta de tiempo releo algunos párrafos de libros inolvidables, pero agradezco vuestra buena, buenísima intención y les dejo un cariñoso saludo.

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