jueves, 21 de enero de 2010

Ejercicios de Estilo. Raymond Queneau

Leo el Dietario voluble de Vila-Matas, no, no es ese el libro, lo sé, pero lo leo y habla de otro que sí es, que será hoy, Ejercicios de Estilo de Raymond Queneau. Y me entran ganas de hablar de él, de recordar como hace siglos -o casi, fue el siglo pasado, risa da pensarlo. Y miedo, quizás imbuida por el espíritu de la fugacidad del tiempo que también asusta a Matas. Y a quién no-. Lo compré tras ojearlo, sin saber lo que compraba, mucho antes de conocer movimientos literarios y sus poses, sólo me llamó la atención el título en un tiempo en el que el estudio de la forma me parecía la madre de toda literatura. Y luego fue el disfrute, la risa, de una historia sencilla, trivial contada de 99 formas distintas, unas más sorprendentes que otras, más ingeniosas, pero todas llamando mi atención. No es lo contado sino la manera cómo se cuenta, que venía a darme la razón en aquellos años adolescentes y dogmáticos.


Cuando tengáis ganas de un libro-juego, de sorprenderos con las combinaciones de una historia, de la risa y la complicidad provocada por un escritor retozón… probad con éste libro y os aseguro que la sonrisa, a veces la carcajada, la tendréis asegurada.


La solemnidad a un lado y la literatura al otro, fue el mejor descubrimiento, un regalo, que me ofreció éste libro.

viernes, 8 de enero de 2010

24 horas en la vida de una mujer. Stefan Zweig

Los escritores centroeuropeos –Sándor Marai, Joseph Roth, Stefan Zweig y muchos otros nombres imprescindibles- analizan, con precisión quirúrgica y variadas dosis de nostalgia, la desintegración de la burguesía y su formas hipercodificadas tras el final del imperio Austrohúngaro. Su fin como clase dominante trae consigo ese sentimiento de pérdida que provoca la ausencia de un patrón rígido de comportamiento y valores: la angustia de la libertad. Provoca una gran inseguridad y tengo la sensación de que en la literatura centroeuropea de entreguerras resuena un algo premonitorio, un temor soterrado y brillante que dota a estos autores de una calidad oscura y luminosa a la vez. A mí me fascina. Lo de premonitorio se refiere, claro, a la II Guerra Mundial, que puso el fin definitivo y brutal al agonizante mundo en que ellos crecieron.
Creo que la introducción es necesaria porque, sin ella, una obra de la perfección de 24 horas en la vida de una mujer, podría no ser adecuadamente apreciada. Estamos acostumbrados a cambiar nuestra perspectiva moral hasta cierto punto; sabemos que una madre soltera no es lo mismo en una obra de época que en una actual, por ejemplo. Tampoco un beso es lo mismo. Esta novela corta en la que no sobra una coma trata de la pasión, que puede convertir a una persona que haya vivido toda la vida con intachable templanza y contención en un ser desconocido para ella misma, en alguien sorprendente. No puedo contar más, realmente. No spoilers.